El primer paro general de Macri

El Gobierno aseguró que garantizará la seguridad de los quieran ir a trabajar.

En un clima de cierta tensión, con una previa regada de episodios de confrontación, Mauricio Macri enfrentará hoy el primer paro nacional durante su gestión como presidente, a casi 16 meses de su asunción. Los referentes de la CGT, convocantes de la medida de fuerza a la que se sumaron otros sectores, anticiparon una alta adhesión. No funcionarán colectivos, trenes, subtes ni aviones. El Gobierno cuestionó la “legitimidad”, advirtió que no permitirá el bloqueo de los accesos a la Capital y que garantizará la “seguridad de los que quieran ir a trabajar”.
En línea con el tono desafiante que expresó Macri después de las marchas de respaldo del sábado, los funcionarios descontaban ayer en la Casa Rosada que el paro se sentirá aunque insistían en cuestionar su “sentido” e insistían en atribuirlo a una intencionalidad de “desestabilizar” al Gobierno y a las pujas internas en la CGT, con la medida como inevitable para mantener la unidad. “Cuando no hay colectivos y trenes, indefectiblemente el acatamiento es alto. Va a haber mucho movimiento de gente que va a ir a trabajar en auto, pero en términos proporcionales no es significativo”, dijo a Clarín uno de los ministros enfocados en el tema, y enseguida agregó: “Más allá de eso hay un mal clima con el paro, a la gente no le gusta nada y entiende bien de qué se trata, lo ve como una agresión política al Gobierno”.

Macri había bajado instrucciones en ese sentido en la reunión de Gabinete del martes, todavía envalentonado por el apoyo del sábado y luego de haber desafiado al sindicalismo con el compromiso enunciado de erradicar las mafias en ese ámbito -también incluyó al empresariado, la política y la Justicia- y reforzar la estrategia de considerar las movilizaciones principalmente como un intento de limar al Gobierno. “O los mafiosos van presos o nos voltean”, resumió Macri ante los ministros con esa definición fuerte, como contó ayer Clarín. El Presidente también ordenó evitar los cortes de calles y autopistas, una aspiración no resuelta durante la creciente conflictividad social de marzo y que generó cruces y pases de factura entre Nación y Ciudad.

El triunvirato de la CGT llamó el paro -luego de aquel acto del 7 de marzo que terminó con los dirigentes desbordados- sin movilización. Juan Carlos Schmid insistió ayer en que habrá una “alta adhesión a causa del malestar social” y desestimó la incidencia de los cortes de calles: “El piquete va a ser inocuo porque no va a haber transporte, las fábricas van a estar vacías, no va a haber gente en las calles”. Partidos de izquierda y organizaciones sociales anunciaron que se plegarán con marchas y bloqueos en el Puente Pueyrredón, la Panamericana y otros puntos de ingreso a la Ciudad. Otros movimientos, como Barrios de Pie y la CTEP, aseguraron que harán ollas populares sin bloquear calles. “En los accesos federales, con las fuerzas que podamos contar, vamos a trabajar a partir del diálogo para que no se corten los accesos. Queremos que la gente dispuesta a trabajar pueda llegar a su trabajo”, sostuvo Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, que dispondrá operativos conjuntos con Policía Federal, Gendarmería y Prefectura.

Un piquete en la 9 de Julio comenzó a calentar la jornada desde la previa. Un grupo de manifestantes encapuchados llegaron desde Constitución y cortaron la avenida a la altura de Belgrano, frente al ministerio de Desarrollo Social, para reclamar programas sociales y alimentos para comedores. Quemaron cubiertas y bloquearon también el Metrobús, una de las situaciones que el Gobierno se proponía evitar.

“Vamos a garantizar la seguridad de todos los que quieran trabajar mañana”, remarcó Horacio Rodríguez Larreta, apuntado por el propio Macri por su posición más contemplativa frente a los piquetes. “Bloquear es en el mismo sentido de lo que dijo (Omar) Viviani, sobre dar vuelta los autos”, aprovechó Bullrich para trazar la comparación con las amenazas del titular del sindicato de taxistas a los que no adhieran a la medida de fuerza. “Este paro ya está quebrado, porque una gran parte de la sociedad no lo quiere. En nuestra perspectiva es ilegítimo y sin sentido. Mucha gente está planteando darle batalla y decir ‘a mí no me van a hacer parar a la fuerza”, agregó la ministra. Rogelio Frigerio, su par de Interior, lo calificó como “incomprensible”. Por las redes sociales hubo llamados a rechazar y también apoyos al paro.

Por: Martín Bravo