El prestigioso compositor y pianista italiano Ludovico Einaudi ha unido su voz, a través de la música, a la de los ocho millones de personas de todo el mundo que piden la protección del Ártico, con una espectacular y emotiva interpretación de una pieza creada especialmente para la ocasión sobre una plataforma flotante en mitad de ese océano, frente al glaciar Wahlenbergbreen (en Svalbard, Noruega). Einaudi ha viajado al Ártico a bordo del barco de Greenpeace Arctic Sunrise, coincidiendo con el comienzo en Tenerife de una importante cita para el futuro del Ártico: la reunión esta semana de la comisión OSPAR, que podría asegurar la creación de la primera zona protegida en aguas internacionales del océano Ártico.
Así, en medio de las gélidas aguas, Einaudi interpretó la pieza Elegy for the Arctic (Elegía por el Ártico), inspirada en la belleza del Ártico y en las amenazas a las que se enfrenta. Ante la ausencia de hielo sobre el mar en el lugar donde estaba prevista la actuación de Einaudi, debido su retroceso espectacular por causa del cambio climático, la organización construyó una plataforma de 2,6 x 10 metros para esta acción, que simula un iceberg elaborado con más 300 triángulos de madera unidos entre sí con un peso total de casi dos toneladas, sobre él, Greenpeace colocó el piano de cola, que ha viajado desde su fábrica en Alemania hasta el Ártico dentro de la bodega del Arctic Sunrise.
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“Estar aquí ha sido una gran experiencia. He podido ver la pureza y fragilidad de este área con mis propios ojos e interpretar una canción que compuse en el mejor escenario del mundo”, explicó Ludovico Einaudi desde el Arctic Sunrise. “Es importante que entendamos la importancia del Ártico, parar su proceso de destrucción y protegerlo”.
Importante cita para el Ártico
Desde hoy hasta el 24 de junio se reúne en Tenerife (España) la comisión OSPAR, Este Convenio tiene como objetivo la protección del medio marino del Atlántico Nordeste. En este encuentro OSPAR tiene que decidir sobre la creación de un área protegida en las aguas internacionales del Ártico sobre las que tiene competencia, un área que equivale a la extensión del Reino Unido y que supondría alrededor del 10% de la zona que Greenpeace pide sea declarada Santuario Ártico. La decisión se debe tomar tras el reconocimiento del comité científico de OSPAR de que hay suficientes evidencias del alto valor ecológico de esta región y de que existe un grave proceso de deshielo debido al cambio climático con la consiguiente afección a los recursos naturales.
“A pesar de que casi ocho millones de personas están reclamando un Santuario en el Ártico,Greenpeace ve con preocupación que la Comisión OSPAR pueda ceder ante las presiones de Noruega, Dinamarca e Islandia. Estos tres países se oponen a que este Convenio, el único con potestad para proteger una parte de las aguas internacionales del Ártico, reconozca su valor ambiental y proceda a su protección”, manifestó desde el Ártico Elvira Jiménez, portavoz de Greenpeace.
Greenpeace recuerda que a pesar de la importancia y la magnitud del problema del Ártico es el océano menos protegido y sus aguas internacionales, cada vez más accesibles debido al deshielo, están en el punto de mira de las multinacionales del petróleo, la pesca y el transporte marítimo. El desconocimiento y la lejanía del problema lo hace más vulnerable. El océano Ártico es el protagonista de uno de los mayores desastres ecológicos actuales, la pérdida constante del volumen de hielo marino, causada por el incremento de las temperaturas, no solo pone en riesgo su rica biodiversidad sino que además tiene un impacto directo en el resto del planeta, como demuestra el reciente informe publicado por la organización Lo que pasa en el Ártico no se queda en el Ártico. En él se vincula el deterioro del océano Ártico por el cambio climático con losfenómenos extremos cada vez más presentes en el hemisferio norte como las inundaciones, las supertormentas o las sequías.