El peculiar sistema electoral en EE.UU: una guía para entender las elecciones

La votación es indirecta. El comicio se define por electores (538) en el colegio electoral. Se necesitan 270 para ganar. No hay balotaje.

Como marca la ley desde 1845, las elecciones presidenciales estadounidenses siempre se celebran el martes siguiente al primer lunes del mes de noviembre. Este año, los ciudadanos acudirán a las urnas el 8 de noviembre.

La elección no es directa. Es  por sufragio universal indirecto sin balotaje. Se lleva a cabo en los 50 estados y el Distrito de Columbia (que abarca la ciudad de Washington y no hace parte de ningún estado).

Los votantes votan por los candidatos a presidente y vicepresidente. En función de la votación popular, los candidatos se adjudican en cada estado unos “grandes electores” (delegados al colegio electoral).

El colegio electoral en EE.UU./ AFP

El colegio electoral en EE.UU./ AFP

Los grandes electores son en total son 538, y su número varía según los estados, en función de la población. Cada estado tiene tantos delegados como congresistas en la Cámara de Representantes (proporcional a su población) y senadores (dos por estado).

De esa forma, California, el estado más poblado, tiene 55 electores, Texas 38, Nueva York y Florida 29. En el otro extremo, Vermont, Alaska, Wyoming y Delaware solo tienen 3, al igual que el Distrito de Columbia.

 

Los grandes electores elegirán seguidamente de manera oficial el 19 de diciembre, y meramente como una formalidad, al presidente y el vicepresidente de Estados Unidos.

¿Qué hace falta para ganar?

El candidato ganador debe obtener la mayoría absoluta de los 538 grandes electores, es decir 270.

En todos los estados, menos dos, el candidato que obtenga la mayoría de los votos se adjudica todos los delegados del estado. En Nebraska y Maine, los delegados son atribuidos de manera proporcional.

Los estados clave en la elección en EE.UU./ AFP

Los estados clave en la elección en EE.UU./ AFP

Este esquema consolida el reinante bipartidismo de demócratas y republicanos y prácticamente elimina las probabilidades de candidatos de partidos pequeños, aunque éstos pueden aun tener un impacto en algunos estados y, por ende, en el resultado nacional.

Algunos estados son decididamente demócratas y otros históricamente republicanos. Por eso las campañas concentran sus esfuerzos en una decena de estados susceptibles a inclinarse a un lado o el otro e influir en el resultado final, los llamados “swing states”.

Los más importantes de estos estados son aquellos con gran número de electores, como Florida (29), Pensilvania (20) y Ohio (18). Pero los pequeños también pueden influir y no deben ser ignorados.

La renovación del Congreso de EE.UU./ AFP

La renovación del Congreso de EE.UU./ AFP

Además del sucesor de Barack Obama, los estadounidenses acudirán a las urnas para renovar toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Votarán también los gobernadores de 12 estados y una multitud de referendos y cargos locales.

(Fuente: AFP)