El papa Francisco recibió este mediodía (la tarde de Roma) a la jefa de las Madres de la Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, en una reunión privada en Santa Marta, la residencia personal que el sumo pontífice tiene en el Vaticano. La referente en derechos humanos llegó en silla de ruedas junto a un reducido grupo de colaboradores.
El encuentro, que generó polémica en el ámbito político argentino, comenzó puntual, cerca de las 17, cuando Hebe de Bonafini traspuso los muros del edificio en el que Su Santidad elige recibir a sus más íntimos. Allí, el 17 de marzo de 2014, Francisco compartió con la presidente de entonces, Cristina Elisabet Kirchner, un almuerzo. Bonafini se fue una hora después, a las 18 –las 13 de la Argentina–.
En cambio, con el actual presidente Mauricio Macri, el Papa estuvo reunido por 22 minutos en la Biblioteca del Palacio Apostólico, el sábado 27 de febrero. Un contacto que, tanto por su brevedad como por su frialdad, derivó en múltiples especulaciones sobre una supuesta pelea entre ambos jefes de Estado, que la Argentina y el Vaticano se encargaron de desmentir.
Bonafini llegó y se retiró de Santa Marta en una silla de ruedas que era llevada por Alejandro Luis “Oveja” López, un dirigente peronista de La Néstor Kirchner, una agrupación que construye el polémico ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Cuando se informó sobre la reunión, la jefa de las Madres de la Plaza de Mayo reveló que Moreno había sido uno de los principales organizadores del encuentro.
En las últimas semanas, Bonafini reconoció que se había “equivocado” en sus juicios sobre el Santo Padre. En el pasado, su opinión sobre Jorge Bergoglio era muy distinta. En 2007, firmó un documento en el que señalaba: “La basura va junta, Macri, Bendini y Bergoglio. Son de la misma raza y de la misma ralea. Son fascismo, son la vuelta de la dictadura. Son la dictadura misma. Los tres representan la dictadura”.