El diario financiero Les Echos –de orientación liberal- entrevistó a unos 200 líderes del ámbito político y económico de Francia para saber cuáles son sus textos de cabecera. “En un mundo inestable, imprevisible y complejo, ¿qué libros pueden ayudarnos a comprender y a actuar?”, fue la pregunta formulada a estos representantes de la elite francesa, entre los que se encontraban altos funcionarios (como el ministro de Economía, Emmanuel Macron), legisladores, CEOs e intelectuales.
Entre la veintena de títulos más citados aparecen, desde clásicos –como El arte de la guerra de SunTzu o los Ensayos de Montaigne- hasta obras de actualidad (sobre la revolución informática y sus consecuencias en la organización de los negocios, la economía, la última crisis financiera, etc.), pasando por reediciones de autores consagrados (Primo Levy, Stefan Zweig), libros de historia o biografías de emprendedores.
“Un Papa argentino critica vigorosamente el sistema económico actual y es uno de los autores más citados por el establishment francés. ¡Quién lo hubiera creído!”
Pero la sorpresa fue la presencia de la encíclica papal Laudato Si entre estos libros, que los encuestados declaran leer porque los inspiran al momento de tomar decisiones.
A propósito de la inclusión de Jorge Bergoglio en esta lista, Les Echos dice: “Un Papa argentino de 79 años critica vigorosamente el sistema económico actual y resulta ser uno de los autores más citados por el establishment francés. ¡Quién lo hubiera creído! Es en particular la encíclica Laudato Si (Alabado seas), redactada en 2015, la que ha marcado los espíritus. Un texto de 192 páginas en el cual el Papa llama a salvaguardar nuestra ‘casa común’. Fustiga nuestro modelo económico y social basado en el consumismo a ultranza, nuestra ‘cultura del descarte’. Habla de la deuda ecológica que el Norte tiene con el Sur, de la falta de acceso al agua potable, de la pérdida de biodiversidad. Y evoca incluso la idea de ‘cierto de-crecimiento’. El cardenal Bergoglio no es economista, no cita cifras, no apoya nunca sus análisis en teorías. Todo viene de su experiencia de pastor en Buenos Aires, en contacto con los pobres. ¿Su deseo? Instaurar una ‘ecología humana’, escuchar ‘tanto los gritos de la tierra como los de los hombres’. Laudato Si tuvo una repercusión especial en vísperas de la conferencia de París sobre el clima. (…) Otros textos citados del Papa Francisco son El nombre de Dios es misericordia y La alegría del Evangelio [N.de la R: Evangeli Gaudium, la primera encíclica de Bergoglio]”.
Laudato Si es recomendada por ejemplo por Pierre-André de Chalendar (CEO de la multinacional Saint-Gobain, especializada en ingeniería de materiales) y por la diputada Nathalie Kosciusko-Morizet, ex ministra de Ecología, Desarrollo Sustentable, Transporte y Vivienda.
Si bien la inclusión de textos de Jorge Bergoglio puede sorprender a primera vista, dos tradiciones francesas tienden a explicarlo: la vigencia del catolicismo francés, por un lado –muy fructífero en especial en el plano de las ideas-, y por el otro la fuerza que ha tenido en ese país la idea de un capitalismo social, en contraposición a otro, considerado más “salvaje”. Baste recordar el ya clásico ensayo de Michel Albert, Capitalismo contra capitalismo, que postula la existencia de un modelo “renano” o de una “economía social de mercado”, opuesta al ultra-liberalismo, pero respetuosa de los mecanismos de mercado, que sería la de países como Francia y Alemania.
En cuanto a los resultados de la encuesta considerados más en general, el filósofo Alain Minc comenta que los considera “tranquilizadores”, porque demuestran que la clase dirigente francesa “sigue leyendo, y lee incluso mucho”. “Hay ahí, sin duda, una excepción francesa”, afirma orgulloso.
“En resumen, creo que (la lista de obras citadas) refleja las inquietudes frente al cambio de modelo económico, la mutación informática, al ascenso de la desigualdad; inquietudes compensadas con una pequeña inyección de fe…”, concluye Minc.
Para Les Echos, los interrogantes del establishment en 2016 “son más variados y existenciales (que en encuestas de años anteriores): remiten a las tensiones geopolíticas, a la amenaza terrorista, a la revolución digital que sacude tantos modelos de negocios y costumbres, a la crisis de nuestro modelo democrático, al aumento de las desigualdades… otros tantos trastornos que dan a los empresarios y a los políticos la sensación de navegar en la bruma”.