El Papa Francisco comenzó su visita a Armenia

Con el debate del genocidio de fondo, y el acento puesto en la convocatoria a la "unidad de los cristianos", el Papa Francisco comenzó una visita de tres días a Armenia.

Francisco llegó al país asiático a las 3 de la tarde, hora local, y permanecerá hasta el domingo cuando libere dos palomas blancas frente al monte Ararat, como símbolo de paz. Tiene previsto visitar un memorial del genocidio armenio y encabezará un multitudinario “rezo por la paz” en la plaza de la República en Ereván.

En 2015, el pontífice habló de “genocidio armenio” para recordar el centenario de la matanza de casi un millón y medio de personas de esa nacionalidad por parte del entonces Imperio Otomano, lo que generó un altercado diplomático del Vaticano con Turquía que incluyó el retiro del embajador del país ante la Santa Sede.

Para esta visita, sin embargo, la Santa Sede muestra mucho más cautela a la hora de definir el ‘Medz Yeghern’, como llaman los armenios a la matanza y deportación de más de un millón y medio de personas en 1915, y se enfrenta a las constantes presiones de Turquía para evitar la palabra “genocidio” a toda costa.

En un videomensaje a la nación armenia difundido por el Vaticano en la víspera de su partida, el Santo Padre declinó utilizar explícitamente el término al pedir a los habitantes de ese país “no permitir que los recuerdos dolorosos se adueñen de sus corazones”.

La de este fin de semana será una visita “al pueblo y a la Iglesia armenia”, definida como “la primera nación cristiana de la historia”, ya que el rey Tridates III, proclamó el cristianismo religión de Estado en el 301, 79 años antes de que el Imperio romano hiciera lo mismo con el emperador Teodosio.

Según el programa oficial, apenas llegado al aeropuerto Zvartnots de la capital Ereván el Pontífice dará su primer discurso en la Catedral apostólica armenia de Echmiadzín, con el saludo al Catholicós armenio.

Francisco concibió su visita a Armenia como un viaje al Cáucaso “en dos partes”, ya que a fines de septiembre irá a Georgia y Azerbaiyán, una región sensibilizada en los últimos meses por el renacimiento del conflicto en Nagorno Karabaj entre esos países y sobre la que la Rusia tiene intereses particulares desde el siglo XVIII.