En el correo enviado a un amigo con el cual Jorge Bergoglio se comunica regularmente desde Roma, el Sumo Pontífice se dice al tanto de lo que llama “operativo de prensa” y que le hace acordar a los que había padecido en otros tiempos y circunstancias.
“Parece que la piedra del escándalo es que yo reciba a la señora Bonafini”, escribe el Papa en el mensaje que llegó a Buenos Aires este sábado por la mañana –y dirigido a un amigo que pidió reserva de su nombre-, en relación a las críticas que suscitó la noticia del encuentro que tendrá con la presidente de Madres de Plaza de Mayo el día 27 del presente mes.
“Los argentinos somos incorregibles…”, escribe el Papa que sin embargo se muestra despreocupado: aunque agradece a su amigo el trabajo que se toma para aclarar las cosas, afirma: “El Señor me da paz y trabajo”. Y cita el dicho español: “Agua que no has de beber, déjala correr”.
Tras afirmar que sabe “bien quién es” Hebe de Bonafini, agrega que a una mujer a la que le secuestraron los hijos “y no sabe cómo y cuánto los torturaron”, y que además ignora cuándo los mataron y donde están sus cuerpos, él no puede negarse a recibirla. “A una mujer así no le cierro la puerta. Lo que veo allí es el dolor de una madre”.
“No es mi problema”, agrega El Papa en relación a si ella lo usará o no. “Mi problema sería no tratarla con la mansedumbre de pastor”.
Este mensaje de Francisco se suma a la conversación telefónica que mantuvo el viernes pasado con el sacerdote Fabián Báez y en la cual confirmó que él “nunca supo” que Margarita Barrientos, la fundadora del comedor Los Piletones, había ido a visitarlo a Roma, diez días después de su asunción como Sumo Pontífice, ni que ella había sido expulsada del lugar por la Guardia Suiza.
Además, otro amigo de Jorge Bergoglio, Luis Liberman, director de la Cátedra del Diálogo y de la Cultura del Encuentro, dijo que el Papa considera que Barrientos hace “un trabajo extraordinario”.
El Papa le dijo a Liberman que “siempre los medios de comunicación quieren” convertirlo “en jefe de la oposición”, y afirmó que él está “por encima de los asuntos internos” de Argentina y que brega “por la unidad y por la paz”.
Francisco llamó por teléfono a Liberman luego de que éste le enviara un mail comentándole lo que se decía aquí acerca de su encuentro con Bonafini y la supuesta negativa a recibir a Barrientos.
“Me dice –cuenta Liberman-: ‘ Yo te quiero hacer una aclaración: nunca supe que Barrientos estuvo acá. Conozco al hijo de Pallarols pero me llama la atención y me da pena que Barrientos salga a contar esto que pasó hace tres años'”.
“Me parece –siguió diciendo el Papa según Liberman- que el tema tiene más que ver con la visita de Bonafini y me parece que los medios (de comunicación) juegan a banalizar y cosificar algo que es muy complejo. La visita de Bonafini se empezó a gestar cuando estuvo (en el Vaticano la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Barnes de) Carlotto”.
“Yo por Bonafini no tengo más que misericordia, porque a la mujer le mataron a los hijos”, le dijo el Santo Padre a Liberman.