Una muy buena noticia para quienes sufren de diabetes tipo 1 surgió esta semana en la Argentina, cuando médicos especialistas locales y científicos extranjeros anunciaron que finalizó con éxito la fase de pruebas clínicas del primer “páncreas artificial”, un desarrollo argentino en experimentación a nivel mundial.
El nuevo dispositivo es capaz de reemplazar el funcionamiento del órgano humano, encargado de modular la liberación de insulina al interconectar y coordinar el funcionamiento del monitor continuo y la bomba de glucosa, una forma de regular de forma automática el valor de azúcar en sangre, sin necesidad de que el paciente deba realizar las correcciones manuales con insulina habituales en el manejo de la diabetes tipo 1.
Aproximadamente 1 de cada 10 personas adultas en el país viven con diabetes, según los últimos datos difundidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La diabetes tipo 2 es la forma más común y la tipo 1 suele diagnosticarse en niños y jóvenes. En la diabetes tipo 1, el cuerpo no produce insulina. La insulina es la hormona necesaria para convertir el azúcar, los almidones y otros alimentos en la energía necesaria para la vida diaria. Solo 5% de las personas con diabetes tienen este tipo.
“Asegurar que los niveles de glucosa no se eleven demasiado (hiperglucemia) ni bajen demasiado (hipoglucemia) es muy desafiante para personas con diabetes. La hipoglucemia es particularmente preocupante, puesto que puede llevar a la pérdida de conciencia, convulsiones y, en casos severos, incluso a la muerte”, afirmó uno de los más destacados investigadores en nuevas tecnologías de bombas de insulina, el doctor Thomas Danne, director del Departamento de Pediatría General y Endocrinología de la escuela de Medicina de Hannover, en Alemania, que disertó durante el reciente XX Congreso Argentino de Diabetes que se desarrolló semanas atrás en Buenos Aires.
“Suspendiendo la infusión de insulina antes que la glucosa alcance un límite bajo, ayuda a prevenir un episodio grave de hipoglucemia, convirtiendo esta tecnología en una valiosa herramienta para lograr un mejor control de la glucosa y lo pueden utilizar tanto adultos como niños”, agregó el especialista.
La tecnología de suspensión predictiva de insulina, es la primera de su tipo en el mundo y está diseñada para proteger mejor a personas con diabetes ante bajas durante el día y la noche con múltiples configuraciones de límite bajo que se pueden personalizar a necesidades individuales.
El avance científico-tecnológico, llevado adelante por médicos especialistas del Hospital Italiano, junto a investigadores del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) y científicos de la Universidad de Virginia, en EE.UU. es gracias a un software instalado en un smartphone, que realiza cálculos “de valor histórico y predictivo”, además de almacenar la información y enviar los datos a un centro de monitoreo remoto que le permite al médico seguir por teléfono la evolución del paciente.
Evitar complicaciones crónicas
“Hoy es posible evitar las complicaciones crónicas de la diabetes tipo 1, y el páncreas artificial será seguramente la herramienta más eficaz para lograrlo”, afirmó en conferencia de prensa el doctor Luis Grosembacher, investigador principal del estudio y jefe de la sección Diabetes del servicio de Endocrinología del Hospital Italiano.
“La finalidad de este desarrollo científico es lograr objetivos glucémicos estables entre 70 y 180 mg/dl, lo cual en una persona que no regula la secreción de insulina según la glucosa (en sangre), sin duda va a disminuir la incidencia de complicaciones crónicas a largo plazo”, precisó el especialista.
“Es posible medir la glucosa en forma continua y, en forma individual o separada, infundir insulina según esta glucosa a través de una bomba. Pero la posibilidad de que la bomba en forma automática infunda la insulina según la glucosa fue una consecuencia que fue emergiendo del avance de la tecnología, y los que hicieron un gran aporte en este sentido fueron los ingenieros”, indicó Grosembacher.
Y agregó: “Lograr objetivos glucémicos estables en una persona que no tiene un páncreas que regula la secreción de insulina y hacerlo en forma artificial va a reducir la incidencia de complicaciones crónicas a largo plazo en estos pacientes”, añade el especialista. “Con el páncreas artificial es posible evitar las complicaciones crónicas”.
Esta fue la primera prueba de ensayos clínicos realizada en el país y en Latinoamérica, en el marco del ensayo global que está efectuando el conglomerado de organizaciones científicas que desarrolló este dispositivo. Fue en cinco pacientes del hospital, que se hospitalizaron hospitalizados para ser evaluados y monitoreados de forma constante durante 36 horas.
Cómo funciona el dispositivo
El dispositivo está compuesto por un sensor continuo de glucosa y una bomba de infusión de insulina, ambos conectados vía bluetooth a un teléfono celular que tiene instalado un software con un algoritmo que va sacando, mediante cálculos matemáticos, los valores de insulina que necesita el paciente. Para ello, el paciente debe introducir algunos datos, como qué va a comer y a qué hora.
“Ya estamos avanzando en una segunda etapa, para la que se está trabajando en un nuevo algoritmo de control para aumentar la autonomía y disminuir aún más la necesidad de intervención del paciente”, anunció Grosembacher.
“La segunda etapa del proyecto se hará con un algoritmo creando pura y netamente en Argentina”, a partir de un trabajo conjunto del ITBA y las universidades nacionales de Quilmes y La Plata”, precisó Daniel Cherñavvsky, asesor principal de la Universidad de Virginia, que adelantó que se apunta a que haya una intervención aún menor del paciente para no ingresar tantos datos.
En la Argentina hay unas 300.000 personas que padecen diabetes tipo 1, por lo que este anuncio de un nuevo dispositivo médico, es un motivo para celebrar, al igual que pacientes de también ensayan simultáneamente su eficacia en Estados Unidos, Canadá, Argentina, Francia, Italia e Israel.