Trevor MacDonald tiene 31 años y desde hace ocho vive en un cuerpo más conforme con sus pensamientos. Nació mujer, pero se sentía un hombre. Tras cambiarse de nombre de forma legal, este canadiense empezó a hormonarse para tener apariencia masculina. A pesar de ello nunca sintió la necesidad de someterse a una extirpación de su útero y gracias a eso pudo tener dos hijos de forma natural con su pareja Ian.
Trevor dio a luz a dos criaturas siendo un transgénero, pero no quiso renunciar a la unión con sus hijos que aporta el proceso de lactancia. Para él era algo rutinario darle el pecho a su bebé, pero una anécdota le hizo pensar que él podía ser de gran utilidad a la comunidad transgénero.
Durante una cena con su pareja en un restaurante su bebé empezó a llorar reclamando alimento. Para no montar un numerito en la sala decidió cobijarse en el baño de hombres para amamantar al niño. Aunque estaba escondido sintió las miradas de extrañeza y desapruebo de los clientes y camareros. “Me he sentido presionado a ocultarme en los lavabos debido a la supuesta maldad de alimentar a un bebé con mi cuerpo. También me han dicho que mi cuerpo y el género no se ajustan a utilizar los baños como el resto de hombres”, relata en una entrevista MacDonald a The Guardian .
Tras ese escenario decidió alzar la voz y empezar a escribir un blog donde contar sus vivencias de padre transgénero. Entre ellas la que más llamaba la atención de sus lectores era el hecho de que le diera el pecho. A pesar de que se hizo la cirugía de tórax, Trevor ha sido capaz de amamantar a sus hijos. Para ello utiliza una combinación de su propia leche materna con otra donada. La mezcla la pone en un biberón y a través de un pequeño tubo lo introduce en la boca de su bebé. De ese modo puede colocar al crío en una posición natural para él mientras bebe chupando del pezón y una pajita especial.
Con esta obra Trevor MacDonald quiere aportar su granito de arena en defensa de los derechos de los transexuales y transgéneros. Un debate cada día más de moda en Estados Unidos con las recientes polémicas de las leyes de los baños. En el libro trata de animar a todos aquellos en su misma situación a que no tengan reparos en extresarse en libertad. “Yo sólo quería ser una buena persona trans normal y aceptable” afirma.