Durante los últimos años, Armando Cavalieri, titular del Sindicato de Empleados de Comercio, y uno de los gremialistas más cercanos a Cristina Kirchner, logró edificar un inmenso imperio, que incluye fastuosas propiedades, como una estancia y un club de campo, y negocios inmobiliarios y agropecuarios, alejados de su actividad como líder sindical.
Además posee una empresa de emprendimientos sociales y deportivos, inmobiliarias, garajes y empresas de respuestos automotrices. En total, hay nueve firmas, administradas desde la misma sede porteña, ubicada en la calle Beiró 4385 de la Ciudad de Buenos Aires.
En ese lugar trabaja Sebastián Cavalieri, de 30 años, el hijo menor del líder sindical, quien figura en los papeles como socio de Roberto Gómez, de su esposa Alicia Carbone, y de su hijo, Norberto Gómez. Aunque forma parte del directorio de dos empresas, según el abogado de la familia Cavalieri, “Sebastián no tiene nada que ver” con las firmas, porque “es casi analfabeto, es una persona que no tiene luces”.
La Federala es la estancia de 5.000 hectáreas que Cavalieri posee en Roque Pérez. Allí trabajan 60 empleados, y se producen 5 mil litros de leche diarios, y en cada cosecha, más de 3.000 kilos de soja por hectárea.