El corazón de Stan Larkin estaba fallando en diciembre del 2014. Él y su hermano habían sido diagnosticados de miocardiopatía dilatada familiar, una enfermedad que va produciendo insuficiencia cardiaca de manera gradual, lenta e irreversible. Y conseguir el trasplante del órgano adecuado no es sencillo.
Los médicos le extirparon el corazón y lo engancharon a la máquina que, durante los próximos 17 meses, iba a bombear sangre por él.
Cuando se detecta un problema de salud grave y es necesario un trasplante, el mayor obstáculo para la recuperación es la espera: mientras llega un órgano de un donante compatible, el paciente puede pasar días, semanas o incluso meses viendo cómo su salud se deteriora.
La tecnología fue una aliada en el caso del estadounidense Stan Larkin, de 25 años, quien llevaba 17 meses viviendo con un corazón artificial externo que le ha permitido seguir con vida hasta el momento de recibir su órgano trasplantado.
Esta hazaña ha sido posible gracias al avanzado dispositivo Syncardia Freedom Portable Driver, que el paciente debe llevar a todas partes en una mochila. Se trata de un impresionante dispositivo que pesa unos 6 kilogramos y que funciona como sustituto del corazón desde fuera del cuerpo.
Este tipo de tecnología podría abrir las puertas a muchos avances en el futuro, que garantizarían la supervivencia de miles de pacientes mientras esperan la solución definitiva a sus problemas: la ansiada llegada del órgano para un trasplante.