Los números no parecen proporcionales a las palabras. Mientras aseguran tener encuestas que ubican a la fórmula de Cambiemos en la Provincia arriba, con Cristina en un segundo lugar, relativamente cerca, y Sergio Massa tercero lejos, el Gobierno comenzó en los últimos días una escalada contra el líder del Frente Renovador llamativa para la posición menor en la que suelen ubicarlo en sus análisis políticos y electorales. Desde hace 10 días, tras una orden puntual del presidente Mauricio Macri, el oficialismo dejó de pelearse con la ex mandataria. Ahora, polarizan con Massa. ¿Hubo también alguna indicación?
“No es que hay un plan, pero está claro que pescamos en el mismo lugar. Si a nosotros nos va muy bien, a Sergio le va a ir mal. Y viceversa”, admitió a Clarín esta mañana una fuente de la Casa Rosada. “Pero nosotros lo tenemos a él en 15 o 17 puntos”, completa.
La semana pasada, en uno de los despachos de Gobierno donde suele definirse la estrategia de campaña, un ministro lo resumía así: “La única manera de que perdamos es que Massa salga segundo en las PASO“. La cuenta alentaba la idea de una migración de votos massistas a Cambiemos si esto garantiza una derrota de Cristina en las generales de octubre. Para eso, razonaba el funcionario, lo único que no puede pasar es que la dupla Bullrich-González quede tercera en las primarias del 13 de agosto.
Massa, ayer, en una recorrida de campaña.
“Es así, empezó el operativo para destruirnos”, respondían también esta mañana en el entorno de Sergio Massa. El tigrense, adicto a las encuestas, maneja números más optimistas. Se los acerca un histórico consultor que trabaja en esta elección para él. “Nosotros la tenemos a Cristina en 30 o 33 puntos, a Sergio en 22 o 24 y a Bullrich con menos de 20. Ojo, son datos de hace 10 días, pero yo no sé de dónde mis colegas sacan los otros números, je”, explicaba el encuestador a este diario.
Otra alta fuente massista insiste: “Creo que no están bien en las encuestas. Y buscan sacarle a Sergio el voto opositor blando o del adherente crítico. Necesitan bajarlo 6 puntos, como dijo ayer Durán Barba en un desayuno. Y dejarlo con lo que ellos llaman el núcleo duro del massismo, que son 21 puntos. Ellos ahora necesitan polarizar con nosotros“.
La mayoría de los sondeos conocidos hasta ahora hablan más bien de una paridad entre Cristina y Bullrich (en tanto la gente identifique que es el candidato de Macri y Vidal). cerca de los 30 puntos, y Massa segundo en torno a los 20. Con matices, un escenario parecido a la primera vuelta presidencial de 2015, con Macri y Scioli peleando arriba y el candidato del FR en el podio pero alejado.
La relación de Massa con el oficialismo da para largas historias y análisis. El Presidente lo llevó en su debut internacional al Foro de Davos, donde lo presentó como el nuevo jefe del peronismo. El diputado correspondió en abundancia: hablaba de Macri con más elogios que los propios oficialistas.
También el Frente Renovador se convertía entonces en un aliado clave de María Eugenia Vidal en la Provincia, donde tiene un peso fundamental en la Legislatura bonaerense y fue la llave para destrabar proyectos, sobre todo de arranque, ante la resistencia K. En las últimas semanas, esa relación también se enfrió. Y Vidal pasó de elogiar esa relación y concluir que “Massa nos ayudó porque la gente pedía eso. ¿Cómo iba a quedar si no nos aprobaba el presupuesto?”. Otro fuente bonaerense es más cruda aún: “Dejamos de sesionar porque cada cosa que necesitábamos aprobar nos salía carísimo…”.
El cortocircuito con la Provincia, de todos modos, es posterior al nacional. El quiebre entre Macri y Massa se dio hace meses. También por los pedidos que empezó a hacer el Frente Renovador para aprobar iniciativas en el Congreso. Fue cuando el Presidente apodó “ventajita” a su ex aliado. Relación difícil de remontar: de un lado, un ex empresario que no derrocha generosidad; del otro, un político voraz.
Si bien se daba por descontado que la campaña rompería con ese amor inicial de fines de 2015, la virulencia de los últimos días llamó la atención. El jefe de Gabinete Marcos Peña, el titular del bloque de diputados Nicolás Massot y el ministro del Interior Rogelio Frigerio, entre otros, lo sacudieron duro a Massa. Palabras más, palabras menos, lo trataron de mentiroso, poco creíble y de hacer propuestas (como la de bajar los precios reduciendo el IVA en la canasta básica) imposibles de llevar a cabo. También, de manual, recordaron su pasado kirchnerista. “¿Por qué no denunció la corrupción cuando formó parte de ese Gobierno?”, se preguntaron.
Vidal, con Bullrich y González, días atrás. Gestión y campaña.
El líder del FR, que peleará hasta que cierren las mesas de votación por terciar en el match principal,también va subiendo el tono de sus críticas. Acusa al Gobierno de gestionar para los ricos, pone en duda su capacidad para administrar y, Margarita Stolbizer mediante, también siembra interrogantes sobre la relación de los funcionarios con sus empresarios amigos, ahora que quedaron parados de los dos lados del mostrador (el público y el privado).
Aviso al lector: así como antes negaron una polarización intencionada con Cristina, seguramente en el oficialismo descartarán ahora una pelea guionada con Massa. El principio básico para el éxito de una orden privada es que no se convierta en pública.