La investigación judicial denominada la ruta del dinero K, que se inició en abril de 2013 a partir de una emisión de Periodismo Para Todos, empezaba en las valijas de Leonardo Fariña, pasaba por “La Rosadita” y se completaba cuando el empresario patagónico Lázaro Báez le estampaba la firma en el 98% de las obras públicas de Santa Cruz. Hasta el jueves 26 de mayo de 2016.
Leandro Báez, el hijo menor de Lázaro, un personaje absolutamente desconocido en los medios y en la Justicia, apareció en escena con un escrito revelador. El joven no tuvo problemas en autoimputarse en la causa con tal de ir directo contra Cristina y Máximo Kirchner.
En un texto de 8 páginas, Leandro rompió “el pacto” tácito que mantenían Lázaro y Martín Báez de mantener fuera de investigación al entorno presidencial. En ninguna de las tantas declaraciones judiciales que hicieron, los procesados ponían en el centro de la escena a los Kirchner.
En sus últimas dos exposiciones, Lázaro le había apuntado a Casanello mientras que Martín había mencionado al primo de Mauricio Macri, Ángelo Calcaterra.
Ninguno había llegado, siquiera, a la mitad de lo que sostuvo Leandro Báez. En su presentación espontánea, el joven no negó la participación en la trama delictiva pero dijo que “Cristina Elisabet Kirchner es protagonista”. El joven aseguró que todo el patrimonio de su padre era, en realidad, de la familia Kirchner.
Además, acusó al juez Sebastián Casanello de liderar una presunta maraña judicial para exceptuar a los Kirchner de la causa.
El hijo menor del titular de Austral Construcciones citó al periodista Carlos Pagni para sostener que existieron reuniones entre el juez y la entonces Presidenta en la Quinta de Olivos además de decenas de entrecruzamientos de llamados entre distintos interlocutores.
LOS PRÓXIMOS PASOS
Leandro Báez pidió la recusación de Casanello, que ahora será evaluada por la Sala II de la Cámara Federal, que ya había cuestionado por “lentitud” la participación del juez en la pesquisa.
Por eso, eran muchas las fuentes judiciales que especulaban con la posibilidad de que los camaristas Martín Irurzún, Horacio Cattani y Eduardo Farah aparten a Casanello de la investigación.
Todo podría cambiar de la noche a la mañana para Cristina Kirchner y su hijo. Ya considerado simplemente un prestanombre, las posibilidades de que Lázaro Báez incrimine a los Kirchner se potencian.