Nunca son pocos los “detalles” que podemos acumular. Tengo un cajón lleno de detalles, y unas cajas muy monas con muchísimos más. Los compro en ferias, cuando estoy de viaje o a alguna amiga que los diseña artesanalmente. Son collares, aros, pulseras, anillos, cinturones. Como soy un poco desordenada –les confieso- los “detalles” en general se me enredan, se me mezclan, ¡se me pierden! Ocupo horas separando collares e intentando poner orden. Quizá jamás aparecen y van a parar al dedo o la muñeca de otra.
Es difícil encontrar el anillo del color turquesa que busco en medio de un mar de anillos. Pero cuando lo encuentro, es magia.
La clave para el look es que el color coincida y/o combine con otra pieza del vestuario. También los estilos tienen que adaptarse. Ni hablar de llevar un collar de perlas super fino cuando estamos yendo al gimnasio. El contexto es fundamental para incluir los detalles de un modo que no resulte tan chocante y sea efectivo.
La belleza de los detalles es que hablan mucho de nosotras, indirectamente. Algunos collares tienen símbolos que remiten a alguna cultura distinta, con la que sintonizamos de alguna forma. Cuando otra persona lo ve automáticamente le llega la información de nuestros gustos e intereses más profundos.
Las piedras son un detalle que llama la atención porque se les atribuyen significados y poderes. Las recomiendo completamente. Te las podés comprar por intuición pura y luego averiguar de dónde vienen y para qué sirven.
Los cinturones aportan muchísimo, especialmente si son gruesos y llamativos. Se destacan con prendas neutrales. También los pañuelos, recomiendo tenerlos de colores y estampados variados.
Las pulseras nos dan un aire tribal y colorido. Nos llevan directamente al color, al magnetismo y aportan mucho brillo a las manos y muñecas. No te pierdas de tenerlas en tu haber y usarlas, aunque se vean extravagantes, lucen muy bien.
