El uso de cigarrillos electrónicos entre adolescentes cayó de manera significativa durante el año pasado, mientras que el consumo total de tabaco disminuyó a un nuevo mínimo, según datos facilitados por algunas organizaciones anti tabaco. Estos datos podrían indicar un punto de inflexión en el tabaquismo juvenil, contra el que se han hecho tantos esfuerzos en las últimas décadas.
El informe anual sobre la juventud y el tabaco del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) reveló que, en 2006, el 11.3 por ciento de los estudiantes de secundaria usaban cigarrillos electrónicos, contra el 16 por ciento que lo hacían en el año anterior. Esa es la primera caída que el CDC registra desde que se empezó a analizar el uso de cigarrillos electrónicos en 2011.
Además, tan solo el ocho por ciento de los estudiantes de secundaria reconocieron haber fumado cigarrillos durante el año pasado, mientras que un poco más del veinte por ciento admitió haber utilizado cualquier producto relacionado con el tabaco, como cigarros, cachimbas, pipas, tabaco sin humo y pequeños cigarrillos de papel. Tanto si nos fijamos en los cigarrillos regulares como en los electrónicos, encontramos que presentan los registros más bajos hasta el momento, de acuerdo a los datos facilitados por la agencia estadounidense.
“Este es un progreso inimaginable y extraordinario”, declaró Matthew Myers, presidente de la organización sin ánimo de lucro Tobacco-Free Kids (“Niños libres de Tabaco”), al tiempo que recordó que el 30 por ciento de los jóvenes fumaban cigarrillos en el año 2000. “Este es un cambio asombroso y eso puede a evitar el cáncer de pulmón, las enfermedades cardíacas y otros problemas relacionados“, añadió al respecto.
Al mismo tiempo, tanto él como otras organizaciones anti tabaco advirtieron que la media de jóvenes que consumen productos relacionados con el tabaco es de 9.9 millones de estudiantes de secundaria, una cifra que continúa siendo demasiado alta. Ellos advierten que esa tendencia a la baja podría acabarse, especialmente si el gobierno de Donald Trump facilita la regulación de cigarrillos electrónicos y otro tipo de productos relacionados. Hasta el momento, la Casa Blanca ha retrasado la aplicación de algunas normas sobre el tabaco.
Robin Koval, presidente y director ejecutivo de Truth Iniciative, otra organización sin ánimo de lucro que centra sus esfuerzos en el análisis del uso de tabaco en los jóvenes, admitió que Estados Unidos va por el buen camino para que su población termine de fumar para siempre. Sin embargo, advirtió que la tasa de consumo era bastante desigual dependiendo de las zonas del país. Por ejemplo, el uso de tabaco en Virginia Occidental dobla a la tasa de California.
Sobre el rápido descenso de los cigarrillos electrónicos, Koval señaló que es posible que el uso haya sido “experimental y que, ahora, la oferta de productos pueda ser menos atractiva”. En ese sentido, apuntó que la innovación de la industria del e-cigarette urge la aplicación de una nueva regulación por parte de la FDA.
En 2016, la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA, por sus siglas en inglés) mostró su intención de regular los cigarrillos electrónicos y otros productos. Pero, a mediados de este año, retrasó esa normativa.
El retraso tuvo que ver con las presiones por parte del sector tabacalera que tiene la intención de revertir los reglamentos de la FDA basándose en la legislación vigente y llevando algunos casos a la corte. La industria del e-cigarette y las grandes compañías de tabaco han señalado que las reglas supondrán muchas pérdidas económicas y podrían acabar con el negocio. Además, aseguran que los cigarrillos electrónicos son mucho más seguros que los convencionales (la prohibición de la venta de cigarrillos electrónicos y cigarros convencionales a menores de edad entró en vigor el año pasado).
El anuncio del retraso se comunicó una semana antes de la confirmación de Scott Gottlieb como comisionado de la FDA. En relación al informe de la CDC, Gottlieb señaló que aunque los datos “son alentadores” es fundamental trabajar en conjunto para que “esa tendencia continúa a la baja, y a largo plazo, en todos los productos de tabaco”. Sobre eso, avanzó que la agencia ha mandado varias cartas de advertencia a vendedores minoristas y de Internet por vender este tipo de productos a menores de edad.
Myers, de Tobacco-Free Kids, se mostró convencido de que la propia estructura reguladora y los programas federales han ayudado a ello, por lo que la industria se ve amenazada. En relación a Gottlieb, señaló que él llega “en un momento crítico”. “Si retrasa o debilita las reglas sobre los cigarrillos electrónicos, amenaza el progreso que estamos logrando en nuestros niños. Si logra regularlos puede ayudar incluso a los adultos a dejar de fumar y convertir la tendencia actual en un movimiento irreversible”.