“El Ciudadano Ilustre” será la representante nacional en las competencias por los premios Oscar y Goya, por decisión de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina. Oscar Martínez tiene así más motivos para festejar, ya que por su protagónico en la exitosa obra había ganado el premio a mejor actor en el Festival de Cine de Venecia.
El experimentado y gran actor se cruzó en TN con Andrea Frigerio, que también participó en la exitosa película. Hubo elogios mutuos y emoción por el éxito de la obra. “Me ganaste de mano, quería felicitarte yo”, le dijo entre risas Martínez a Frigerio, tras el saludo de la actriz.
“Es hermoso lo que nos está pasando, es muy lindo. Son cosas que uno recuerda siempre, sobre todo la ovación de diez minutos en Venecia. Es muy mágico todo”, dijo Frigerio. “Tuve suerte que se equivocaron a favor mío”, volvió a bromear Martínez.
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La película dirigida por Gastón Duprat y Mariano Cohn cuenta la historia de Daniel Mantovani, un escritor argentino que vive en Europa desde hace más de tres décadas, consagrado mundialmente por haber obtenido el premio Nobel de literatura.
Sus novelas se caracterizan por retratar la vida en Salas, un pequeño pueblo de Argentina en el que nació y al que no volvió desde que era un joven con aspiraciones de escritor.
Entre la numerosa correspondencia que recibe diariamente le llega una carta de la municipalidad de Salas, en la que lo invitan a recibir el máximo reconocimiento del pueblo: la medalla de Ciudadano ilustre.
Sorprendentemente, y a pesar de sus importantes obligaciones y compromisos, Daniel decide aceptar la propuesta y volver de incógnito por unos pocos días a su pueblo.
El viaje tendrá múltiples aristas para Daniel: será la vuelta triunfal al pueblo que lo vio nacer, un viaje al pasado en el que se reencontrará con viejos amigos, amores y paisajes de juventud, pero sobre todo será un viaje al corazón mismo de su literatura, a la fuente de sus creaciones e inspiración.
Una vez allí, el escritor constatará tanto las afinidades que aún lo unen a Salas como las insalvables diferencias que lo transformarán rápidamente en un elemento extraño y perturbador para la vida del pueblo.
La calidez pueblerina desaparece, al mismo tiempo que las controversias se multiplican, y se llega a un punto sin retorno que revela dos formas irreconciliables de ver el mundo.