En estado puro y dependiendo de cómo estén dispuestos sus átomos, este elemento puede formar tanto el mineral más duro que ocurre en la naturaleza, el diamante, como uno de los más blandos, el grafito. Organizados en hexágonos y formando láminas, los átomos de carbono dan lugar al grafeno, un material del que habréis oído hablar estos últimos años por sus “increíbles” propiedades mecánicas y eléctricas.
Pero, por si esto fuera poco, el carbono es el elemento en el que está fundamentada la vida.
Las propiedades químicas del carbono le permiten a este elemento unirse con una gran cantidad de átomos distintos para formar moléculas enormes y complejas. De hecho, la química del carbono es tan variada que es capaz de formar más compuestos químicos que el resto de los elementos de la tabla periódica juntos. Por eso no es de extrañar que exista la química orgánica, una rama de la química que se dedica a estudiar solo los compuestos que forma el carbono.
Por otro lado, los seres vivos son máquinas muy complejas con cuerpos que necesitan realizar un gran número de tareas sólo por el mero hecho de existir: nuestras células están convirtiendo azúcares en energía de manera constante, descifrando y produciendo material genético, transmitiendo información de un lado a otro, absorbiendo y procesando nutrientes, manteniendo los sistemas vitales funcionando… En definitiva, el cuerpo realiza al mismo tiempo un montón de procesos diferentes, así que necesita una gran variedad de compuestos químicos distintos que, encima, sean compatibles entre sí, para poder llevarlos a cabo.
O sea que, hasta donde sabemos, el carbono es el único elemento que es capaz de abastecer a un organismo complejo de la diversidad química que necesita para existir.
Por eso los astrobiólogos (los científicos que estudian cómo podría desarrollarse la vida en otros lugares del universo) opinan que es más probable encontrar vida inteligente en otros planetas si está basada en el carbono. Es decir, que no lo hacen simplemente “porque sean de mente cerrada y no admitan otras posibilidades”: el carbono es uno de los elementos más abundantes del universo y está presente en los planetas en mayor o menor medida, así que es razonable suponer que la vida inteligente tenderá a evolucionar a partir de él.
Y, por supuesto, cuando tienes en tus manos la posibilidad de realizar un experimento cuyo desarrollo cuesta millones, vas a dirigir tu investigación hacia la posibilidad más razonable.