Miguel Ángel Russo (60) es por estas horas el candidato con más aceptación en la nueva dirigencia de la AFA, cuyo titular es Armando Pérez, para tomar el cargo de entrenador de la Selección Nacional, vacante tras la renuncia de Gerardo Martino.
Nacido en Lanús el 9 de abril de 1956, Russo escribió primero su historia como jugador, una que pertenece al selecto grupo de los futbolistas que sólo jugaron en un club. Lo hizo en Estudiantes de La Plata entre 1975 y 1988, desempeñándose como mediocampista defensivo o marcador central y con el Pincha se consagró campeón del Metropolitano 1982 y del Nacional 1983.
Tras el retiro como futbolista continuó su carrera como DT, tarea que hoy lo tiene en la mira de la Selección y en la que se ha destacado en varios momentos importantes de la historia de los clubes por donde ha pasado.
Comenzó dirigiendo a Lanús cuando el Grana estaba en las categorías de ascenso y logró llevarlo a Primera en el año ’90. Los del Sur volvieron a caerse de la máxima categoría pero Russo repitió: en 1992 volvió a dejarlo en Primera para quedarse allí hasta hoy.
Entre los hechos más destacados de su carrera como entrenador también se cuenta el ascenso con Estudiantes en 1995, entonces en dupla con Eduardo Luján Manera y con un recordado gol de José Luis Calderón en el partido final.
Russo, que como futbolista jugó en Primera 418 partidos y es uno de los que más encuentros disputó en la historia de la Argentina, desembarcó tiempo después en Rosario Central, club en el que logró un récord con el que se ganó el corazón de la gente Canalla: no perdió ningún clásico ante Newell’s, al que la primera vez que enfrentó como DT se llevó un triunfo de su equipo por 4-0, en 1997.
En el ’95, en tanto, llegó su primer título como DT en soledad: fue con Vélez. Russo ya se había hecho un prestigio como entrenador pero fue 12 años después cuando llegó su momento más importante: la consagración con Boca en la Copa Libertadores 2007 con Juan Román Riquelme en su mejor momentos (“fue el mejor jugador que dirigí”, dijo alguna vez), tras vencer a Gremio en la final.
Russo volvió luego a un Central acuciado por el descenso pero logró dejarlo en Primera al ganarle la Promoción a Belgrano de Córdoba en 2009; cuatro años después, si algo le faltaba, tomó al Canalla en el descenso y lo devolvió a la élite del fútbol argentino.
La renuncia de Martino por el caos de la AFA no lo tuvo en la primera plana de los candidatos desde la primera hora pero sus cuidadas declaraciones supieron transformarlo en candidato. “Si algo tengo claro es que la Selección es prioridad número uno”, dijo cuando aún su nombre no estaba en el radar de la AFA cuando le preguntaron su opinión respecto de aquellos clubes que se mostraban reticentes a aceptar las citaciones del equipo nacional. Acaso allí dio en la tecla y hoy está a las puertas de una oportunidad que todo técnico desea cuando empieza a entrenar.