El agujero de la capa de ozono, producto de la contaminación del aire, se está achicando, constató un grupo de científicos que consideran efectivas las medidas tomadas tras la firma en 1987 del Protocolo de Montreal.
Esta capa, ubicada a una altitud de entre 20 y 40 de kilómetros, absorbe gran parte de la radiación solar ultravioleta –que es dañina para los organismos–, y protege, de esa manera, a los seres vivos del planeta.
En un estudio publicado este jueves en la revista estadounidense Science, un grupo de investigadores calculó que el agujero de la capa de ozono a la altura de la Antártida se redujo desde septiembre y octubre de 2000, cuando alcanzó su máximo tamaño, en más de 4 millones de km², equivalente a la mitad de la superficie de los Estados Unidos.
“El agujero de ozono parece estar curándose”, al tiempo que las emisiones de compuestos químicos, como los gases clorados y los clorofluorocarbonos (CFC), siguen disminuyendo, señalan los científicos.
Según sus cálculos, la capa de ozono se recuperará completamente en 2050.
La concentración en la atmósfera de estas sustancias químicas que destruyen el ozono ha bajado de 10 a 15% con respecto al tope registrado a fines de los años 90, de acuerdo con el último informe cuatrienal de la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, publicado en 2015.
El Protocolo de Montreal, un tratado internacional firmado en 1987, dispone la prohibición progresiva de los gases clorados utilizados en los sistemas de refrigeración, los aerosoles y en algunos procesos industriales.
“Ahora podemos estar seguros de que las medidas internacionales que fueron tomadas impulsaron la sanación del planeta”, señala Susan Solomon, profesora de química y meteorología en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y principal autora de este estudio.
“Para 2030, el Protocolo de Montreal -adoptado por todos los países- nos salvará de dos millones de cánceres de piel por año, de daños oculares e inmunológicos en seres humanos, y también protegerá la fauna y la agricultura”, según simulaciones del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
El estudio publicado también revela que la reducción del agujero de la capa de ozono coincide con las predicciones de los modelos de proyección de los científicos y que más de la mitad de esta reducción es producto, exclusivamente, de la disminución de los clorofluorocarbonos en la atmósfera.