71 personas murieron cuando cayó el avión del vuelo 2933 de LaMia en Colombia en el que se trasladaba el equipo de Chapecoense, y otras 92 fallecieron el pasado 25 de diciembre luego de que un avión de la Fuerza Aérea Rusa cayera al Mar Negro. A pesar de varios accidentes aéreos de alto perfil en los que perdieron la vida cientos de personas, el 2016 fue uno de los años más seguros para vuelos comerciales de la historia de la aviación.
Sin contar al avión de la Fuerza Aérea Rusa -ya que no se trata de un vuelo comercial- los accidentes aéreos del 2016 incluyeron 18 aviones civiles y 320 muertes a nivel internacional, según datos del Aviation Safety Network, una base de datos financiada por la Flight Safety Foundation (una organización internacional e independiente sin fines de lucro). El único año con menos muertes fue el 2013, con 265.
Es más, los accidentes de vuelos comerciales están cayendo. En 1970, cuando el Banco Mundial comenzó a rastrear los movimientos en el aire de las personas, 310 millones de pasajeros viajaron en vuelos comerciales en el mundo. En el 2016, esta figura supera los 3,5 mil millones de pasajeros. Esto quiere decir que, además de que el número de personas que mueren es menor, el índice continúa disminuyendo.
Gracias a avances y modernizaciones en los aviones, mejores procedimientos de seguridad y una mayor colaboración entre países para mejorar infraestructuras y aeropuertos en naciones en desarrollo, los números de fatalidades disminuyeron enormemente. Las posibilidades de morir en un accidente aéreo son cada vez más bajas. Este año, el índice de muertes fue 1 cada 10.937.500 pasajeros.
Estos números, por supuesto, se basan en aviones comerciales (no militares, como en el de la Fuerza Armada Rusa) certificados para llevar más de 14 pasajeros. Una variable que puede desvirtuar de manera radical el récord de seguridad anual es cuando hay sabotajes, un piloto suicida, ataques o secuestro terrorista. Por ejemplo, el año 2015 fue el año más seguro con sólo 186 muertes sin contar el accidente de Germanwings (el piloto lo estrelló de manera intencional) y el de Metrojet (derribado con una bomba), por lo que el total subió a 560.
Nunca hubo tanta gente volando, y, sin embargo, las fatalidades están en descenso desde el 2000. Aunque durante un año las cifras aumenten, en comparación con la cantidad de pasajeros, el número es cada vez menor.