EEUU vota siempre “el primer martes después del primer lunes” de noviembre

Desde 1845, el país norteamericano estableció una curiosa fórmula para determinar la fecha de sus comicios

Muchas veces la simplificación nos hace cometer errores. Son muchas las veces que se escucha: “Las elecciones en EEUU son el primer martes de noviembre…” Si, pero…

Desde hace 171 años, la legislación estableció una original fórmula para establecer de modo definitivo e inalterado la fecha de las elecciones, ya sean presidenciales o de medio término.

Por empezar se decidió que fueran en noviembre porque es un mes de temperaturas templadas en todo el país y eso, hace más de un siglo y medio, contaba y mucho.

Luego, para dejar fijo el día, se echó mano de un método que habla mucho del país, de sus prioridades y de su visión de la vida y que éste año, precisamente, entrega un ejemplo práctico, porque el primer martes de noviembre es hoy y sin embargo las elecciones son el martes que viene.

La aparentemente alambicada manera de establecer el día tiene sus razones y son esas razones las que nos dan una pauta más de los valores del país. Esa fórmula dice que las elecciones se celebrarán el “primer martes después del primer lunes de noviembre”. Esto es: siempre tiene que haber habido un lunes de noviembre antes del acto electoral.

En efecto, 2016 es un claro ejemplo de por qué los norteamericanos no solo establecieron un día laborable para votar sino por qué no lo hicieron directamente el primer martes de noviembre y ya.

Donald Trump, del Partido Republicano, y Hillary Clinton, la candidata demócrata en 2016

Donald Trump, del Partido Republicano, y Hillary Clinton, la candidata demócrata en 2016

Y son razones del ámbito privado de las personas las que se pusieron delante de la “política” haciendo que ésta tenga que esperar que aquellas hubieran resuelto sus cuestiones personales primero antes de dedicarle su tiempo a elegir funcionarios. Una sutil manera de decir quiénes son los importantes.

¿Y cuáles eran esos asuntos privados? En primer lugar motivos religiosos. Desde ya que no se iban a elegir días de fin de semana porque ambos son para la oración, según sea la religión que se profese. Entonces, primero las creencias, después “la política”.

Ello llevó a elegir entre los días de la semana hábil. El lunes, en aquellos años de 1845, hubiera puesto a muchos en la necesidad de viajar hasta los lugares de votación y a unos cuantos, incluso, a salir el día anterior, el domingo. De nuevo, el impedimento religioso: los domingos son sagrados para los cristianos, así que “la política”, a la cola.

Eso llevó a los legisladores al martes. Y aquí viene el misterio de por qué no el primer martes, si este caía en el “uno” del mes.

Dos son los motivos de haber creado la formula “el primer martes después del primer lunes”. El 1 de Noviembre es el Día de Todos los Santos para los católicos, así que, de nuevo, “la política” a esperar. Y además muchos comerciantes, granjeros y, en general, los hombres de negocios, usaban el primer día hábil del mes siguiente para cerrar las cuentas del mes anterior. Así que ese día 1 de noviembre, si era martes, había que trabajar, no votar: “la política” a un segundo escalón.

De esa forma y desde 1845 si 1° de Noviembre cae martes (como justamente este año) las elecciones pasan al segundo martes, el 8.

Hacía mucho que no se daba esta particularidad. Pero este año 2016 ocurrió: las elecciones no son el primer martes porque antes de eso no hubo un lunes en noviembre.

Obviamente el país cambió mucho desde 1845 hasta ahora. Aquellos eran los años que vio Alexis de Tocqueville y que desembocaron en la monumental obra “La Democracia en América” en donde este visionario vaticinó que EEUU y Rusia llegarían a dominar cada uno la mitad del mundo (unos 100 años antes de que eso sucediera de verdad), “uno”, dijo, “con la reja del labrador; el otro, con la espada del soldado”.

Pero, sin embargo, la fórmula sigue allí. Nunca fue modificada porque los valores que la hicieron posible siguen vigentes: lo importante son las personas individuales, la sociedad privada; son ellos los que tornan posible todo lo demás y, por lo tanto, sus preferencias, sus trabajos, sus ideas y creencias, deben estar por encima de la conformación del Estado.

El llenar las vacantes de los administradores es una actividad a la que los ciudadanos se dedican una vez que se hayan ocupado de sus quehaceres privados.

Por supuesto que la vigencia de esos valores se ha aggiornado en referencia a sus puntos de contacto con los actos electorales. Hoy en día, por ejemplo, para comodidad del que trabaja, del que viaja, del que el primer martes después del primer lunes de noviembre estará ocupado con sus cosas, la ley permite el voto anticipado, el voto por correo y hasta el voto por Internet.

Nosotros no nos ponemos de acuerdo ni siquiera para decidir si la futura “boleta electrónica” debe o no llevar chip. Otra de las delicias de los países en donde los importantes parecen ser los funcionarios del Estado y no las personas que les dan razón de ser.

Por Carlos Mira