Este concepto se refiere a la construcción de edificaciones que tengan la capacidad de cubrir por sí mismas todas sus necesidades de energía. Es decir, edificios diseñados y construidos con materiales ecológicos, fuentes renovables y una serie de tecnologías que le permitan tener un alto nivel de eficiencia energética, donde su balance de energía sea igual a cero.
Para ser considerada dentro de este grupo, una edificación debe tener un consumo neto de energía y emisiones de carbono cero al año. Para esto utiliza sistemas que generan electricidad por medio de fuentes renovables. Esto significa que la energía que provea el propio edificio deberá ser igual a la energía demandada por el mismo.
Los edificios energía cero son también conocidos como edificios energía ultra baja, en contraposición a aquellos que producen un exceso de energía llamados edificios energía plus.
Las tendencias mundiales en construcción de los últimos años han apostado a esta modalidad, y muchas normativas y certificaciones apuntan hacia la llamada “bioconstrucción”, generando una mayor incidencia de este tipo de urbanismos para el futuro. Los edificios energía cero se han convertido en el diseño ideal para construcciones de bajo impacto ambiental.
Aunque su desarrollo es considerado factible para diferentes países del mundo, el costo de este tipo de edificios es alto y ha hecho más lento su desarrollo en el mercado.
Tecnología a favor del medio ambiente.
Algunas de las técnicas utilizadas dentro de un edificio energía cero se basan en el calor (como la bioconducción y colectores solares térmicos, muros de agua, aprovechamiento del calor de las personas…), la instalación de celdas solares o celdas de combustible para generar electricidad y la fluctuación de demanda a través de la conexión a una red y medidores de doble vía, que exporten electricidad durante el día y la importen en la noche.
Para la construcción de estas obras se requiere además de arquitectos, un equipo multidisciplinario integrado por ingenieros ambientales, físicos, diseñadores industriales, entre otros profesionales, que deben evaluar diversas variables antes de su inicio. Entre estos aspectos a considerar destacan la orientación de la edificación respecto al sol, el aislamiento térmico, la ubicación de las ventanas, la profundidad de vidrios y paredes, todo basado en el comportamiento climático de la localidad donde se vaya a construir.
Aunque los edificios energía cero aún están en una etapa inicial en los países más desarrollados, cada vez cobran mayor popularidad y relevancia en las urbes del mundo. En Europa existen ejemplos de este tipo de construcciones en comunidades de Inglaterra y Alemania, o incluso de ciudades enteras levantadas bajo estas tecnologías en China y Japón.
La meta de hacer mucho más masiva la construcción de edificios energía cero busca generar soluciones a los graves problemas ambientales que enfrenta nuestro planeta, ayudando a reducir la emisión de dióxido de carbono y apoyando el aprovechamiento de fuentes renovables de energía eléctrica, mejorando la calidad de vida para las futuras generaciones.