Separamos la basura, compramos frutas y verduras de origen biológico, descartamos los sprays para no destruir la capa de ozono… Pero, ¿qué hay del sexo?” A partir de esta pregunta, Begoña García lanzaba Ecosex (2010), una completa guía de consumo responsable para tomar conciencia del cuidado medioambiental a través de nuestros hábitos sexuales. “Se nos incita a comprar de manera compulsiva. Parece que necesitamos un montón de cosas para tener sexo. Incluso algunas que pueden ser tóxicas para la salud por los materiales utilizados. Algo que ni siquiera nos planteamos”, insiste hoy la escritora.
Pero, según las cifras actuales, la propuesta de reducir el consumo a la hora de buscar el placer sigue sin calar en la sociedad. Al contrario: la tendencia ecosexual ha provocado un verdadero auge en la venta de productos y juguetes erótico-ecológicos.
Vibradores sin plásticos nocivos, de cristal, madera o incluso con manivela para no usar pilas, aceites cien por cien orgánicos, lubricantes naturales, preservativos biodegradables o cápsulas afrodisíacas biológicas se han convertido en todo un filón. “Es que no sólo hay que vigilar lo que nos meten en la comida y en los artículos de higiene. Ya no podemos ni hacer el amor sin pensar en si los productos que usamos son seguros”, se plantean quienes adhieren a esta tendencia.
Receptiva a estas inquietudes, la empresa francesa Divinextases -bajo el eslogan naturaleza y progreso-, logró triplicar sus ventas de 150.000 a 450.000 euros en tan sólo un par de años. Una sana competencia al mercado erótico chino, que factura anualmente más de dos mil millones de dólares y que se perfila como líder indiscutible del sector aun sin preocuparse por cuestiones éticas o ambientales.
Porque detrás del furor por el “sexo verde” se filtra una pulsión revolucionaria asociada al feminismo, a la defensa de los animales y a los modelos de producción responsable que enfrentan a las multinacionales del sexo, con ganancias que superan los 10.000 millones de dólares al año y que perpetúan estereotipos y formas de elaboración agresivas. “El mercado sexual es una industria controlada por hombres que son, además, los principales consumidores. Una industria equiparable a la industria automovilística y que funciona bajo políticas lucrativas y sin ningún tipo de rigor ético”, disparan desde Desmontando a Pili, una cooperativa femenina española que nació “al observar que el mercado erótico no tenía en cuenta a todas las personas y mucho menos a las mujeres.”
También con una visión feminista, Sara Rodenhizer y Anne Bonnie Schindler inauguraron en Berlín Other Nature, el primer sex-shop vegano del mundo, ubicado en un luminoso y artístico local que deja atrás la imagen sórdida y oscura con la que aún cargan los sex- shops. Además, ofrecen talleres, biblioteca y encuentros entre mujeres mientras promocionan a los artistas locales para producir de manera artesanal paletas ecológicas para azotes o látigos de materiales libres de sufrimiento animal…
Y es que según un estudio realizado en 2014 por la cadena de tiendas Sex Place, las tiendas eróticas tienen en las mujeres a sus mejores clientas. Sus encuestas arrojaron, además, que el 23% mencionó el famoso libro Cincuenta Sombras de Grey a la hora de decidirse por alguno de estos productos.
De momento, en nuestro país y según Matías Fontenla, responsable de compras de Sex Shop, una de las cadenas puntera de sex-shops, “en Argentina estas tendencias todavía son minoritarias. Nosotros ofrecemos vibradores de cristal sensibles a la temperatura porque se venden bien. Aunque seguimos estudiando la posibilidad de ofrecer otros productos si la demanda crece.”
Los productos eróticos-ecológicos más vendidos
1. Preservativos biodegradables. La compañía inglesa French Letter Condom, además de vender condones de látex orgánico vegetal como opción al poliuretano, dedica parte de sus ganancias a niños de escasos recursos con sida mientras evita emisiones perjudiales para el medio ambiente.
2. Consoladores de vidrio. Este material es reciclable y en su fabricación no se utilizan productos químicos o disolventes. Además, este tipo de artículos son químicamente inertes y se pueden esterilizar en un 100%. Se encuentran en la cadena Sex Shop Argentino.
3. Juguetes eróticos artesanales. La empresa española BS Atelier los ofrece hechos a mano como alternativa al modelo de producción chino. También en The Other Nature, en Berlín, se encuentran hasta látigos de cuero vegano realizados de manera artesanal por artistas.
4. Lubricantes 100% bio. La empresa francesa Divino Éxtasis se promociona como la primera marca bio de cosmética erótica.