Sabemos que los profilácticos son la punta de lanza para combatir dos cosas: las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados. La industria se ha desarrollado hasta alcanzar las formas más variadas a gusto y piacere del consumidor y la consumidora: XL, tachas, texturados, saborizados, con espermicida, retardantes, flourecentes, ultrafinos, etcétera. Lo que no sabíamos, era el lado b de sus componentes, y es que como muchas industrias, la fabricación de profilácticos también está yendo, en muchos países del mundo, hacia la sustentabilidad y el cuidado del ambiente.
En Estados Unidos, España, Suecia, Chile, entre otros, ya se venden preservativos veganos. ¿Cómo? Veganismo, sí, tan de moda últimamente. Según Donald Watson, de la Vegan Society: “El veganismo es una filosofía de vida que excluye todas las formas de explotación y crueldad hacia el reino animal e incluye una reverencia a la vida. En la práctica se aplica siguiendo una dieta vegetariana pura y anima el uso de alternativas para todas las materias derivadas parcial o totalmente de animales.” Las críticas básicas a los preservativos tradicionales pasan, entonces, por los componentes utilizados y por las pruebas que realizan antes de sacarlos al mercado.
Preservativos tradicionales, lo que se les cuestiona
Tres puntos básicos:
1- La caseína, un derivado de la leche, se utiliza en algunos casos para su fabricación. La filosofía vegana repudia cualquier tipo de explotación animal y elimina el consumo de la leche de vaca de dietas y productos. Cabe aclarar que muchas de las grandes marcas en Argentina están eliminando este producto.
2- Nonoxynol-9. Es un surfactante que descompone las paredes de esperma para inmovilizarlo (presente en los espermicidas). Es una de las razones por las que muchas mujeres se quejan de ardor, irritación e infecciones por hongos. Tiene un grado de toxicidad. El látex, también es el causante de muchas reacciones alérgicas. La marca Prime, por ejemplo, lanzó al mercado su línea, la “Skin” (sensación “piel”) que lo reemplaza por el poli-isopreno.
3- Los procesos de fabricación en muchos casos incluyen pruebas en animales.
Condones veganos
Están libres de glicerina y parabenos. Además, son fabricados con látex natural, extraído de árboles de caucho. Las plantaciones de caucho de Malasia y los árboles (fuente del látex) son orgánicos y sostenibles, sin modificación genética. Cuando un árbol crece de edad y deja de producir la leche de látex, las semillas reemplazan los árboles originales y son replantadas.
En el mercado también existe lubricantes y espermicidas veganos para aumentar la seguridad de los preservativos: no tienen conservantes ni químicos.