De acuerdo con los pronósticos de un estudio, en algún punto entre los próximos cien y trescientos días se producirá un acontecimiento extraordinario. En el centro de una lejana galaxia, a 1.200 millones de años luz de distancia, dos enormes agujeros negros, con una masa combinada de cientos de millones de soles, parecen estar dando los pasos finales para una fusión cataclísmica que sacudirá el tejido espaciotemporal del Universo enviando potentes ondas gravitacionales a través del espacio. Nadie en todo el espectro astronómico del mundo científico quiere perderse semejante colisión.
Apenas apareció las investigación en el servidor arXiv, otros astrónomos no dudaron en poner a punto sus telescopios para no perderse un espectáculo que, además de ondas gravitacionales, podría producir un estallido de luz a través de todo el espectro electromagnético y enviar cantidades masivas de neutrinos que revelarían valiosos detalles de la colisión.
Bajo la dirección de Ning Jiang, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China, los autores del estudio se toparon con el núcleo de una galaxia activa (AGN) con dos fuentes separadas. “Mi primer instinto fue que debía estar relacionado con un par de agujeros negros supermasivos”, asegura Jiang. Pero los investigadores vieron algo más, algo que les hace pensar en un par de agujeros negros muy cerca de la fusión: los ciclos de brillo y atenuación se están acortando rápidamente.
En apenas tres años de observación, los ciclos pasaron de durar un año a durar solo un mes. Eso implica que sus órbitas, uno alrededor del otro, eran cada vez más próximas, presagiando un encuentro muy cercano. Si esta tendencia decreciente continúa, los agujeros negros, que están ya tan cerca como el Sol lo está de Plutón, se fusionarán entre los próximos 100 y 300 días. Lo más probable, explica Jiang, es que haya “un gran estallido en todo el espectro electromagnético, desde los rayos gamma hasta la radio” y una auténtica avalancha de neutrinos.