Contra todos los pronósticos y una feroz resistencia, el magnate dio un batacazo y se transformó en el presidente número 45 de Estados Unidos. Con 279 electores obtenidos sobre los 270 necesarios, el multimillonario Donald Trump salió a reconocer su victoria y en su primer discurso llamó a la unidad de toda la población.
El magnate dijo que habló por teléfono con Clinton y que intercambiaron felicitaciones por una carrera electoral muy peleada. Trump, que pasó buena parte de la campaña animando a sus seguidores cuando coreaban “¡Enciérrenla!”, dijo que la nación tenía con ella una “una gran deuda de gratitud” con ella por sus años de servicio público.
Trump arrasó en territorios considerados feudos demócratas desde hace años, ganando Pennsylvania y Wisconsin, estados que no elegían a un candidato presidencial republicano desde la década del ’80. Necesitaba ganar casi todos los estados en disputa, como ocurrió, imponiéndose en Florida, Ohio, North Carolina y otros.
LLAMADO A LA RECONCILIACIÓN
En su primer discurso, Trump dijo estar muy emocionado por ser el presidente por los próximos cuatro años y “tal vez los próximos ocho”. Además, repasó los planes de “reconstrucción de ciudades, puentes y aeropuertos” y aseguró que con su equipo tienen “un gran plan económico”. Agradeció a toda su familia y equipo de campaña, que en su mayoría lo acompañaron en el escenario.
Trump se comprometió a “reconciliar” a todos los estadounidenses, que llegaron muy polarizados a la elección. El magnate neoyorquino empezó su discurso anunciando que acababa de hablar con Clinton, quien lo había felicitado por su victoria en las urnas.
“Nos felicitó por nuestra victoria, y yo la felicité a ella y su familia porque había luchado muy muy duro en esta campaña”, afirmó Trump ante numerosos seguidores que lo recibieron con gritos de “USA USA USA”. En el tono conciliador que se esperaba usara en caso de victoria, Trump se comprometió a ser el “presidente para todos los estadounidenses”.
“A todos los republicanos, demócratas e independientes en esta nación les digo que es momento de que nos reconciliemos como un pueblo unido”, dijo Trump, de 70 años, que lanzó su campaña presidencial hace año y medio.
Tal y como vino prometiendo en la campaña, se comprometió a “reconstruir el país” y sumar a todas las personas sin diferencias de “raza, religión u origen”. “Trabajaremos juntos en la tarea de renovar la nación y construir nuestro sueño”, insistió.
LAS CLAVES DE LA VICTORIA DE TRUMP
Ni sus insultos, ni las acusaciones de acoso sexual en su contra, ni sus polémicas declaraciones o los cuestionamientos por el mensaje xenófobo, racista y nacionalista de su campaña -o el rechazo del propio Partido Republicano, la prensa y el “establishment” político y económico del país- frenaron el fenómeno Trump.
Para sus votantes, en su mayoría blancos de clase trabajadora, la victoria del magnate inmobiliario es un auténtico milagro que reescribe los manuales sobre cómo se hace política en un país con millones de personas desencantadas con la dirigencia tradicional.
Para muchos otros, en cambio, es un salto al vacío para un país de enorme diversidad cultural y deseoso de una mayor igualdad de género, así como una amenaza a las conquistas logradas por el presidente saliente Barack Obama, especialmente su reforma del sistema de salud.