Donald Trump ganó las primarias republicanas en al menos cinco estados y lideraba el recuento en otro, en un supermartes de internas en 11 estados marcado por el creciente pánico en el aparato del Partido Republicano ante el imparable avance hacia la nominación del polémico magnate neoyorquino.
Del lado demócrata, Hillary Clinton reforzó su aura de máxima favorita al ganar las primarias o caucus en al menos siete estados o territorios, mientras que su único rival, el senador socialista Bernie Sanders, ganó en dos, incluyendo en su estado de Vermont, donde arrasó, según proyectó la cadena de noticias CNN.
Además de ganar en Virginia, Georgia, Alabama, Massachusetts y Tennessee, donde derrotó a sus dos principales oponentes, los senadores Ted Cruz y Marco Rubio, el controvertido Trump peleaba voto a voto en Vermont con el gobernador de Ohio, John Kasich.
“Esta ha sido una noche asombrosa (…) Vamos a hacer a Estados Unidos grande de nuevo”, dijo un relajado Trump en su discurso de victoria en Palm Beach, Florida.
El precandidato aprovechó la ocasión para lanzar también críticas a Clinton y a sus promesas de ayudar a los pobres.
“Ha estado ahí desde siempre”, dijo sobre la ex primera dama, ex senadora y ex secretaria de Estado, y agregó que si no solucionó ninguno de los problemas de la gente en décadas en la política, menos lo hará en cuatro años en la Presidencia.
Las rápidamente proyectadas victorias de Trump en Georgia y Alabama hicieron cundir la alarma en el equipo de campaña del senador texano Cruz, quien confiaba en su fuerza entre los evangelistas para ganar en los estados del Sur Profundo del país.
No obstante, logrando concretar su principal aspiración de la noche, Cruz se impuso en la primaria de su estado de Texas, el más grande y el que más delegados (155) ponía en juego en este supermartes, e incluso dio un gran paso más al conseguir la victoria en la de Oklahoma.
Rubio, el candidato preferido del aparato republicano, en contraste, seguía sin poder anotar alguna victoria a su campaña.
Trump felicitó a Cruz por sus triunfos y no pudo evitar disparar contra Rubio, a quien calificó de “peso ligero” y de “gran perdedor de la noche”.
Clinton, por su parte, se alzó con las primarias de Texas, Georgia, Virginia, Alabama, Tennessee y Arkansas y con el caucus del territorio estadounidense de Samoa americana, mientras que Sanders ganó en Vermont por amplio margen, triunfó también en Oklahoma y aventajaba a su adversaria en Massachusetts, según CNN.
Las victorias de Clinton en Georgia, Virginia y Alabama se interpretaron como nueva evidencia de su ascendiente sobre un electorado afroamericano que necesitará movilizar para los comicios de noviembre, luego de su aplastante triunfo del sábado pasado en Carolina del Sur gracias al gran apoyo de los negros.
En medio de la creciente polémica por Trump, una amplia mayoría de votantes republicanos en seis estados dijeron que apoyaban la propuesta de Trump de prohibir temporalmente la entrada a Estados Unidos de todos los extranjeros musulmanes, según mostró un sondeo a boca de urna.
Elaborado por la consultora Edison Research para CNN y las mayores cadenas de noticias del país, la encuesta reveló que dos terceras partes de los votantes republicanos en Texas, Virginia y Georgia, 7 de cada 10 en Tennessee y casi 8 de 10 en Alabama respaldan la iniciativa del empresario inmobiliario.
Una mayoría de los votantes republicanos en nueve estados manifestaron visiones altamente negativas sobre el gobierno federal, en manos del presidente demócrata Barack Obama, aunque su sentimiento oscilaba de la insatisfacción al enojo según el estado considerado.
En la vereda de enfrente, el grueso de los votantes demócratas dijo que estaría feliz tanto con Clinton como con Sanders como candidato a suceder a Obama en las elecciones del 8 de noviembre.
Sanders, quien buscaba buenos desempeños en Minnesota y Colorado, además de en Vermont y Oklahoma, se mostró exultante en su discurso en la localidad de Essex Junction, en el estado por el cual es senador, sin dar ninguna señal de que planea tirar la toalla pese a la ventaja que le lleva Clinton.
“Esta campaña no es sólo para elegir un presidente. Es para transformar a Estados Unidos”, declaró el senador, que ha hecho del combate contra las grandes corporaciones y la desigualdad entre los ricos y pobres en su país su principal lema.
Del lado republicano, temerosas de que la retórica y las polémicas posturas de Trump en temas como inmigración puedan costarles no sólo la Casa Blanca sino también el control del Senado, figuras del partido salieron hoy, el día más importante de la temporada de internas, a repudiar al magnate inmobiliario.
Confirmando los peores miedos de los republicanos, un sondeo difundido hoy por la cadena de noticias CNN mostró que Trump perdería por mucho las elecciones presidenciales de noviembre contra cualquiera de sus posibles rivales demócratas.
Clinton lo derrotaría por 52 a 44% de los votos y Sanders lo vencería por 55 a 43%.
La misma encuesta reveló que Clinton tendría una elección más difícil si el candidato republicano fuera Rubio, quien la supera en tres puntos en intención de voto, o Cruz, quien le ganaría por un punto.
Sin embargo, tras ganar tres primarias republicanas consecutivas y otras cinco hoy, Trump se preparaba para aumentar su ventaja en la carrera a la nominación partidaria en las primarias y caucus en todo el país, desde Alaska a Massachusetts, pasando por Georgia, Texas y Arkansas, entre otros estados.
“Estos son momentos de prueba para el Partido Republicano”, dijo el gobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, quien quiso permanecer neutral en la interna de su partido pero anunció su apoyo a Rubio la semana pasada en gran parte para tratar de frenar a Trump.
Los comentarios llegaron luego de un áspero preludio del supermartes que incluyó una disputa por Trump y el Ku Klux Klan y críticas inusualmente duras contra él de varios gobernadores y senadores republicanos que se negaron a decir si apoyarán al candidato de su partido si Trump llegara a ganar la nominación.
Un confiado Trump había rechazado los cuestionamientos en horas de la mañana y dicho que en realidad estaba uniendo y haciendo crecer al partido, y que incluso estaba atrayendo hacia él a muchos demócratas.
Un total de 595 delegados republicanos se pusieron en juego hoy en 11 estados, sobre el total de 1.237 que necesita un candidato para asegurarse la nominación presidencial.
Del lado demócrata, Clinton y Sanders se enfrentaron en 11 estados por un total de 865 de los 2.383 delegados que precisa un postulante para representar al partido en las presidenciales.
Un paso arrasador de Trump por el Sur podría haber sido un golpe mortal para Cruz. El senador texano confiaba en que esa parte del país sería su bastión, pero a su llegada al supermartes apenas aspiraba a lograr el triunfo en su estado, algo que consiguió.
La meta de Rubio en el supermartes era aún más modesta: mantenerse competitivo en la cosecha de delegados mientras espera una victoria en Florida, el estado por el cual es senador, en la primaria del próximo 15 de marzo.
El establishment republicano ha cerrado filas detrás del joven Rubio la semana pasada, pero hasta ahora no ha podido ganar en ningún estado, a diferencia de Cruz, quien, además de sus victorias de hoy, se impuso también en el caucus de Iowa, que abrió la temporada de internas.
El gobernador Kasich y el cirujano retirado Ben Carson permanecen en la carrera, pero sin chances de jugar un papel destacado.
También hoy, el líder del bloque de senadores demócratas, Mitch McConnell, defenestró a Trump por su “evidente ambivalencia” ante el Ku Klux Klan (KKK), luego de que el mismísimo presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, llamara al magnate a rechazar el racismo.
Tanto McConnell como Ryan se referían a una reciente entrevista con la CNN en la que Trump se negó a rechazar un apoyo implícito que le dio el líder del KKK, David Duke, y a condenar a los grupos racistas.
Trump renegó finalmente de los grupos racistas y de Duke y volvió a hacerlo una vez más hoy luego de recibir fuertes críticas.