“Si hace un año me decían que esto iba a pasar no lo habría creído. Por eso me han salido esas lágrimas”, confesó Dimitri Payet, reemplazado bajo una lluvia de aplausos después de sellar el 2-1 que le dio a Francia el triunfo sobre Rumania a un minuto del final del partido inaugural de la Eurocopa 2016. Emocionado, el futbolista del club inglés West Ham sintió que su cuarto gol con la camiseta de su selección, el primero en 16 partidos no amistosos, le había permitido mutar de villano a héroe.
Jugador de carácter difícil, parecía no encajar en el modelo de equipo que pretende construir Didier Deschamps, el DT francés. Pero en este seleccionado donde algunos no están por sus problemas judiciales y otros no llegan por sus desavenencias con el grupo, Payet moderó su genio, mantuvo un buen nivel en su primera experiencia en la Premier League la última temporada y se ha ganado un lugar en el equipo de su país.
Payet nació hace 28 años en la Isla de Reunión, un departamento de ultramar situado en el Oceáno Índico, al este de Madagascar, cercano a las islas Mauricio y las Seychelles, el paraíso fiscal de la escala misteriosa de la ex presidenta Cristina Kirchner en 2013. A casi 9000 km de París, en una comuna de 2500 kilómetros cuadrados y con casi 800.000 habitantes, no parecía criarse en el mejor lugar para llamar la atención de los grandes clubes franceses. No obstante, reclutadores del centro de formación Le Havre, en el Noroeste francés, lo descubrieron y lo llevaron al territorio en 1999, cuando tenía apenas 12 años.
El desarraigo fue complicado y en 2003 regresó a la Isla de Reunión, donde durante dos años maduró la idea del retorno al continente. Por eso, cuando Nantes reclamó por él en 2005 las cosas cambiaron y ya ese año debutó en el primer equipo, antes de cumplir la mayoría de edad. Allí marcó 5 goles en 33 partidos. Después, pasó por Saint Etienne, donde anotó 25 en 148 juegos. Más tarde, festejó 19 en 95 encuentros con la camiseta de Lille. Y su última escala antes de aterrizar en Inglaterra fue Olympique de Marsella, donde hizo 15 goles en 83 salidas a la cancha.
En pareja con la blonda Ludivine, la madre de sus hijos Milan y Noa, Payet es un habilidoso extremo que aprendió a rematar con ambas piernas. De derecha asistió a Yoann Gourcuff para el 2-0 ante Rumania la noche de su debut en la selección, el 9 de octubre de 2010, cuando ingresó a 5 minutos del final por Karim Benzema, en las eliminatorias para la Eurocopa 2012. Ahora, también en el Stade de France, con la izquierda impactó la pelota que se colgaría del ángulo derecho y provocaría el agónico festejo galo ante el mismo rival, con el público coreando su nombre al salir reemplazado en la jornada de apertura del certamen europeo que se juega en su país. Payet, nativo de Isla de Reunión, donde se hablan diez lenguas, hizo gritar esta vez a todos los franceses en el mismo idioma, el más universal del fútbol: el gol.