Según la mandataria, “la tolerancia y la pacificación en una sociedad son algo muy importante” y “los Gobiernos precisan de paz para poder tener las condiciones de enfrentar una crisis y retomar el crecimiento”.
Rousseff también remarcó que, aunque se contrajo un 3,8 % el año pasado y todos los pronósticos dicen que caerá en una tasa similar en 2016, “la economía brasileña muestra señales de recuperación”, lo cual aseguró que se refleja en una ligera reducción de la inflación.
“Tenemos una perspectiva de inflación cada vez menor”, garantizó la presidenta, en contra de las previsiones de los analistas, que apuntan a que los precios aumentarán cerca del 8 % este año tras haber crecido casi un 10 % en 2016.
En las últimas semanas, Rousseff sufrió una enorme baja en su popularidad que se sitúa alrededor de un 10 %, según coinciden recientes encuestas.
Además, enfrenta una crisis política generada por los escándalos de corrupción en la petrolera estatal Petrobras y un creciente malestar social producto de la severa crisis económica.
En ese escenario, la oposición pidió la apertura de un juicio político con miras a su destitución, pero aunque el proceso comenzó a fines del año pasado, está temporalmente suspendido por “errores de procedimiento” detectados por la Corte Suprema.
Mientras el juicio político no se reinicia, grupos opositores han convocado a una gran jornada de manifestaciones para el próximo domingo, cuando exigirán la renuncia o la destitución de la presidenta Rousseff.
DILMA ROUSSEFF LE PIDIÓ A BRASIL “DIÁLOGO, COMPRENSIÓN Y UNIDAD”
"Brasil pasa por una fase en que no es posible no ver que uno de los componentes que atrasan la retomada del crecimiento (económico) es la sistemática crisis política a la que, esporádicamente, el país es sometido", sostuvo la presidenta