Dicen que el Guasón de Jared Leto es el peor de la historia. ¿Por qué?

Su aparición en Escuadrón suicida crea incómodas preguntas acerca del futuro del personaje que tan memorablemente interpretó Heath Ledger en el Batman de Christopher Nolan; su atractivo malévolo está mucho mejor reflejado en La broma mortal, el film animado que llevó aquí a casi 150.000 espectadores en sus únicos dos días en las salas

Jared Leto es el peor Guasón de la historia. Son muchos los que llegaron a esta conclusión en los últimos días, sobre todo en Hollywood. Pero así como algunos no tuvieron problema en reconocerlo, empezando por el prestigioso Owen Gleiberman, por muchos años crítico estrella de Entertainment Weekly, hoy en Variety, otros prefieren decirlo más bien en voz baja. No vaya a ser que un eventual consenso sobre el nuevo y catastrófico retrato del máximo villano de Ciudad Gótica termine golpeando de manera irreversible a su alter ego perfecto. Cada vez que se mira al espejo, Batman se encuentra con la imagen grotesca y demencial del Payaso del Crimen.

El Guasón (The Joker) nació con Batman. La historia del malo y del bueno (del Mal y del Bien, para ser exactos) empezó a escribirse al mismo tiempo, en 1940. Desde el origen, en la historieta, fueron uno para el otro. En el libro The Joker, A Serious Study of the Clown Prince of Crime (University Press of Mississippi, 2015), se incluye una lúcida cita del escocés Grant Morrison, reconocido autor de comics y estudioso del Hombre Murciélago y su mundo.

“Batman y el Guasón comparten la simetría perfecta que expresan Jesucristo y el Diablo, Sherlock Holmes y el profesor Moriarty, Tom y Jerry”, afirma el especialista. No es lo único. Sabemos, como señala el libro, que cada aparición del Guasón levanta invariablemente las acciones de Batman. Con perdón del Pingüino y de Gatúbela, los mejores momentos de la historia del Encapotado de Ciudad Gótica aparecen cuando los dos se enfrentan mano a mano.

Este dato es crucial para entender en plenitud la estrategia armada por los estudios Warner. Unos días antes del lanzamiento global casi simultáneo de Escuadrón suicida se estrenó al mismo tiempo y en todo el mundo en pantalla grande el largometraje animado Batman: la broma mortal (Batman: The Killing Joke). Lo excepcional de este lanzamiento es que pasó por los cines durante una sola jornada, (dos en la Argentina, por la alta demanda de entradas), destinada a los fans del personaje.

Batman: la broma mortal fue un éxito en la Argentina. En apenas dos noches y con pocas funciones disponibles vendió 16.367 entradas. Escuadrón suicida llevará muchísima más gente a los cines. Desde el jueves, día de su estreno, aventaja por cifras siderales a sus competidores en la cartelera. Hasta anteanoche (últimas estadísticas disponibles en Ultracine) superaba las 147.000 localidades en apenas dos días. Detrás aparece la película argentina Inseparables, con algo más de 24.000.

Pero en algo la pequeña aventura animada de Batman, que costó apenas tres millones y medio de dólares, supera con nitidez a Escuadrón suicida (175 millones de dólares invertidos en costos de producción). Con dibujos en movimiento que estilizan, depuran y modernizan el perfil originario de la historieta, allí se define con nitidez el papel del principal adversario del Hombre Murciélago. Esa película sale a responder un par de preguntas básicas sobre el Guasón: ¿cuál es el origen del instinto maligno del personaje? ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar con ese comportamiento?

En Escuadrón suicida, las preguntas sobre el Guasón son otras. Algunas bastante incómodas. ¿Todo lo que hizo Jared Leto durante el rodaje es lo que se ve en la película? ¿Refleja el corte final de la película lo que habían imaginado los artífices de la película al comienzo del proyecto? ¿Qué habrá cambiado en el medio? Y la máxima: ¿Cómo entra el Guasón en esta historia?

En verdad, ese personaje con aires de fanático del punk que el desordenado argumento de Escuadrón suicida presenta como “el Payaso” no tiene un lugar decisivo en la trama. Hasta podría decirse que su presencia o su ausencia provocan el mismo efecto. El último Guasón de la lista, el Guasón de Jared Leto, no se debe sentir muy halagado: directamente no influye en el resultado. El espectador se olvidó de él mucho antes del desenlace.

Tal vez se trate en el fondo de otra estrategia oculta de los estudios. Dejar al Guasón con las ganas, molesto por el lugar secundario y casi descartable que se le asignó en Escuadrón suicida, y aprovechar el envión de su ira para hacerla explotar en una próxima aparición, ya confirmada para 2017 cuando llegue el momento del estreno de Justice League. Bromas aparte, la explicación de semejante fracaso hay que buscarla en otro lado. Tal vez en la historia de un personaje con rasgos tan fuertes, intensos y marcados que no necesita una refundación.

Salta a la vista que Leto quiere construir un nuevo Guasón. Hacerlo de nuevo, con los rasgos de identidad que él se siente capaz de entregar. Leto es un actor que no quiere pasar inadvertido, convencido de la necesidad de llevar a sus personajes a una instancia que trasciende la película que está haciendo. Pero lo que menos necesitamos en este caso es una gesta nacida del cruce entre la introspección y la pretenciosidad.

Hace menos de una década, el malogrado Heath Ledger concibió, quizás a costa de su propia vida, el retrato definitivo del Guasón de nuestro tiempo. Y, a la vez, el espejo absoluto, rotundo, en el que se refleja todo el tiempo su adversario eterno, Batman.

El Guasón de Ledger encarna la conciencia absoluta del Mal. Verlo actuar en Batman: el caballero de la noche (2008) nos lleva a preguntarnos hasta dónde es capaz de llegar alguien que, como dice Gleiberman, elige divertirse a conciencia de que ese disfrute personal tiene como consecuencia necesaria el daño inevitable e irreversible a otras personas. A través de Ledger, el cine contemporáneo construyó una imagen insuperable: la representación del terror. Y hasta es comprensible que el actor haya quedado atrapado en una lucha desigual contra los efectos deletéreos de un personaje tan torturado.

Pero vivimos en un mundo expuesto cotidianamente al terror que desde una instancia simbólica también es representado por el Guasón de Ledger. Ese mismo mundo es el que aparece en Escuadrón suicida. Por más ironía que quiera mostrar la película, la realidad no puede disimularse. A Leto no le sirve ni le alcanza reflejarse en los otros Guasones de la historia del cine. Ni en el bromista formidable del autoparódico Batman de la serie televisiva, encarnado hace exactamente medio siglo por el impar César Romero, ni en el oscuro y nocturno villano elegido por Tim Burton como reflejo de su propia visión del mundo: así funcionaba Jack Nicholson en el formidable Batman de 1987.

El Guasón de Ledger pertenece al mundo de nuestros días. Es tan oscuro que no podría “redimirse” como parte de un escuadrón suicida. Por eso Leto no pudo reemplazarlo. Por eso su Guasón es el peor de la historia.