422 millones de personas en el mundo viven con diabetes, casi 3 millones de ellos en la Argentina. La OMS estima que esta cifra se duplicará para 2030. “La prevalencia de la enfermedad continúa aumentando globalmente en todos los grupos etarios, pero entre los niños llama la atención la incidencia sobre todo en los más pequeños”, explica la Dra. Miriam Tonietti (NM 54752), miembro del Comité de Pediatría de la Sociedad Argentina de Nutrición.
¿Por qué hablar de diabetes hoy? Porque se acerca el 14 de noviembre, el Día Mundial de la Diabetes que conmemora el nacimiento del Profesor Frederick Banting quien, junto a su discípulo Charles Best, fueron los descubridores de la insulina en Toronto en otoño del año 1921. Si bien un enfermo de diabetes puede controlarse y vivir mucho mejor que hace 90 años, la cura no es definitiva y hay que estar atentos para poder prevenir.
Tipo 1: la más común en la infancia
“La diabetes tipo 1, caracterizada por la deficiencia absoluta de la secreción de insulina secundaria a la destrucción autoinmune de las células ß del páncreas es la forma más frecuente en la infancia”, explica la Dra Tonietti. Este tipo de diabetes es causada por la intercurrencia de factores genéticos y medioambientales. Aún no se disponen de recursos para prevenir su aparición ni de tratamientos eficaces para su curación, pero día a día mejoran las herramientas para su control y para la administración sustitutiva adecuada de la insulina.
Sin embargo, asociado a la epidemia de obesidad y sedentarismo, surge el aumento de la frecuencia de la diabetes tipo 2 en los niños, antes casi patrimonio exclusivo de los adultos. Aunque también requiere de la participación de la predisposición genética (causa no modificable), hay maneras de impedir que siga propagándose su prevalencia a tan gran velocidad con estrategias dirigidas a prevenir el sobrepeso, estimular la actividad física y disminuir el sedentarismo.
¿Qué hacer para impedirlo?
Los primeros años de la vida son determinantes para la adquisición de hábitos saludables para el resto de la vida. Se puede empezar por estos siete tips:
Priorizar la lactancia materna
Fomentar la alimentación adecuada
Estimular juegos en movimiento
Limitar las horas en la pantalla
Reducir el consumo de jugos y gaseosas azucaradas
Incorporar frutas y verduras en el consumo diario
Cuidar las horas de sueño