Pablo Guiñazú volvió este año a Talleres para cumplir el sueño de su padre, simpatizante del Matador que celebró desde el cielo, tuvo la fortuna de marcar el gol agónico que selló el regreso a Primera División y ya se metió en la piel de los albiazules.
En medio de la locura y alegría en Córdoba por el ascenso, Alexis, hincha fanático de la T, tardó menos de 24 horas en tatuarse la imagen del Cholo y el momento previo al remate que desató la fiesta en la provincia.