Después de la tensión y polémica, prohibieron las carreras de galgos

La ley aprobada en Diputados impone penas de hasta 4 años de prisión para quienes las organicen o participen. Y también multas de hasta $ 80 mil. Fuertes críticas de los “galgueros”.

El Congreso Nacional le puso punto final esta madrugada a una discusión que despertó tensión entre los bandos a favor y en contra de las carreras de galgos. Por 132 votos a favor, 17 en contra y 23 abstenciones el parlamento resolvió que la práctica es ilegal en todo el país. El tema dividió aguas puertas a dentro de los bloques y al momento de la votación eso quedó de manifiesto. En el FpV, por ejemplo, se abstuvieron de votar los diputados Héctor Recalde, Luis Basterra, Máximo Kirchner. En tanto, hizo lo mismo el legislador Nicolas Massot, jefe del bloque del Pro.

Quienes militaron a favor de que se prohíban las carreras de perros llegaron temprano a la puerta del Congreso para hacer lo que llamaron “la vigilia”. Adentro, la Cámara de Diputados iba a definir si las carreras pasaban a ser consideradas ilegales y, en ese caso, multadas con penas de prisión y sumas elevadas de dinero. Pero desde Riobamba y desde Callao empezaron a llegar masivamente los llamados “galgueros”, es decir, quienes controlan un negocio –según los proteccionistas “millonario”- a costa del maltrato animal. Lo que siguió fue una larga jornada de empujones, insultos, golpes, bombas de estruendo y discusiones a los gritos: la última batalla entre dos bandos antagónicos que necesitó de la Infantería para que no pasara a mayores. Finalmente Diputados aprobó la ley que prohíbe esta actividad en todo el país.

Las banderas resumían el pensamiento de ambos bandos: “Asesinos”, “Inmorales”, “Basta de explotación animal”, decían de un lado y mostraban fotos de perros en estado deplorable. Los galgueros llevaron a sus perros en brazos y carteles que decían, por ejemplo, “Sí a la legalización, no a la discriminación” (en referencia a que si se prohíben las carreras de perros debería hacerse lo mismo con las de caballos). Detrás de todo eso, estaba por aprobarse una ley que había sido fuertemente apoyada por famosos, por la gobernadora María Eugenia Vidal y hasta por el presidente, Mauricio Macri, que el domingo publicó un mensaje en su perfil de Facebook: “Acompañamos los proyectos que proponen terminar con las carreras de galgos en todo el país, para evitar que se siga lucrando con el sufrimiento de los animales”. Además, tenía un amplio consenso en la sociedad civil: casi 407.000 firmas juntó la propuesta de prohibirlas en el portal Change.org y ayer el hashtag #stopgalgueros fue la primera tendencia en Twitter durante todo el día.

Se trata de una ley, redactada por la senadora Magdalena Odarda (Coalición Cívica) que prohíbe las carreras de perros de cualquier raza en todo el país y pena a quien las organice con “prisión de 3 meses a 4 años y multa de $ 4.000 a $ 80.000”. Desde Proyecto Galgos, una de las organizaciones que militó para conseguir la ilegalidad de las carreras, explicaron a Clarín los motivos del proyecto.“Las carreras son un negocio en el que los galgos son un producto que se usa para obtener beneficios millonarios, tanto en premios, como en apuestas y ventas de tratamientos”, dice Inés, que prefirió no dar su apellido por temor a represalias. Según las ONG, los premios que se disputan en un canódromo llegan a 150.000 pesos o departamentos en la Costa, y las apuestas son de 2.000 pesos o más. No son pocos los que participan: según el abogado de los galgueros, el “mamarracho jurídico” (así definió al proyecto de ley) afectará a unos 4 millones de personas que participan como aficionados o participantes.

“Los galgos son encerrados en caniles en la oscuridad total como una forma de quebrarles el carácter. Los galgueros los atan con sogas y los hacen correr en la ruta y los perros se caen o se queman. A los 6 meses empiezan a darles drogas para que sean mejores corredores y esas drogas contienen estricnina, arsénico, efedrina, Viagra oesteroides. Diez minutos antes de salir a correr se les da una inyección final, en el cuello o en el pecho, que puede contener metanfetaminas y hasta cocaína líquida con vitaminas”, sigue Inés. La veterinaria Andrea Diratchette agregó: “Después de un domingo de carrera nos llegan perros con fracturas, problemas sistémicos, paros cardíacos, muertes súbitas. Los que se lastiman son sometidos a montas forzadas: los levantan y, aunque estén fracturados, los hacen montar igual”.

Los “galgueros” también llevaron veterinarios a la puerta del Congreso a los que pusieron de voceros para darle seriedad a su postura: “Bregamos por el bienestar animal. Pero el camino no es la prohibición, sino la regularización de las carreras para tener controles. Si no, todo esto se va a la clandestinidad. El turf no tiene esta campaña tendenciosa, la prohibición es defendida por personas de Capital que se creen veterinarios y no ha salido de estas torres”, dijo a los medios el veterinario y criador, Lisandro Hernández. El polémico diputado Alfredo Olmedo, que llegó al Congreso con su campera amarilla y un prendedor con la cara de Donald Trump, opinó: “Los que organizan carreras de galgos los cuidan mejor que a sus propias familias. Un animal no sufre por correr, lo que está arraigado en la sociedad no se pueden quebrar por una ley, hay gente que vive de eso ¿y los caballos? Esta ley es discriminatoria”.

Por: Gisele Sousa Dias