Anoche, tras la decisión del Senado de Brasil de destituir a Dilma Rousseff, hubo choques violentos entre manifestantes que apoyan a la ex mandataria y la policía en distintas ciudades del país.
Según medios locales, los enfrentamientos ocurrieron en al menos cuatro puntos del centro de San Pablo y en Brasilia, la capital, escenario donde ayer por la tarde el Senado votó a favor del impeachment por amplia mayoría. Aunque no tomó estado público un balance oficial, periódicos como Folha de Sao Paulo indican que resultaron heridos por lo menos cuatro civiles y un agente de la Policía Militar. Además, hubo detenidos.
Los primeros enfrentamientos se produjeron en el centro de San Pablo, donde las fuerzas de seguridad utilizaron bombas de estruendo contra manifestantes que arrojaban piedras a la policía. El diario Folha de Sao Paulo fue blanco de ataque por parte de un grupo de manifestantes que arrojaron piedras contra el edificio e intentaron ingresar a la redacción por la fuerza. Las puertas del periódico fueron pintadas con la palabra “golpista”. Imágenes de la televisión mostraban corridas y permitían escuchar detonaciones de las armas de la policía.
En la capital brasileña la Policía Militar utilizó gas pimienta para dispersar cerca de mil manifestantes que se quejaban contra la decisión del Senado. Al menos tres personas fueron detenidas en esta ciudad.
También la sede central del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB), al que pertenece Temer, en Porto Alegre, fue atacada por manifestantes durante la noche. El PMDB hizo público un comunicado en el que señala “que no acepta la intolerancia y defiende el diálogo y la manifestación pacífica”.