El “Pincha” se impuso con un plan de presión intensa y los goles de Fabián Noguera y Matías Pellegrini. Boca nunca se sintió cómodo en el partido.
Boca se topó con un impetuoso Estudiantes, que desde el pizarrón de Leandro Benítez, planificó un partido con presión extrema, aprovechando la juventud de sus componentes, con un mediocampo combativo, futbolistas rápidos por afuera (Pellegrini y Lugüercio) y Apaolaza como punta de lanza. En los primeros minutos, logró incomodar.
Encima, el conjunto de Guillermo Barros Schelotto debió lidiar con un par de inconvenientes físicos, como la molestia de Edwin Cardona y la lesión de Carlos Izquierdoz, quien debió abandonar el campo de juego. Sin embargo, tuvo la primera opción de gol del partido: tras una pelota parada, Emmanuel Mas remató desviado.
La intensidad desplegada por el Pincha generó que las mejores acciones de la visita llegaran a partir de transiciones rápidas o a través de la pelota parada. También forzó un trámite trabado y friccionado, que Abal no supo controlar con las tarjetas. Por ejemplo, Apaolaza debió haber sido expulsado por un planchazo a Nández.
Al juego físico, Estudiantes le comenzó a adosar algo de dominio y de manejo de pelota en la segunda parte, a partir de la habilidad de Lucas Rodríguez. Empezó, además, a pesar en la pelota parada. A los 12′, Noguera avisó de cabeza y Andrada debió esforzarse para evitar la caída de su valla. Pero en la acción siguiente, Lugüercio peinó en el primer palo y el ex Banfield firmó el 1-0.
Guillermo Barros Schelotto movió el banco para modificar la tendencia: tiró por la borda la teoría del “falso 9”, función que cumplió sin éxito Mauro Zárate, y le devolvió el ariete al equipo con el ingreso de Ramón Ábila. Y sumó la velocidad de Sebastián Villa, quien tuvo una oportunidad clara, que tapó Andújar.
Pero Estudiantes no se movió ni un segundo del plan. Continuó ahogando la usina de juego de Boca, aun habiendo retrocedido unos metros en el campo. Y siguió poniéndole fichas a sus velocistas. Así fue que, a los 29 minutos, el juvenil Pellegrini se filtró entre cuatro hombres de Boca y definió con un zurdazo cruzado, que no obtuvo la mejor respuesta de Andrada. Nunca Boca tuvo reacción. Y lo pagó caro.