a hace días que economistas comienzan a advertir sobre la posibilidad de que la abrupta suba del dólar se traslade a los precios. Sin embargo, en el Banco Central (BCRA) no sólo sostienen que hasta ahora el movimiento del tipo de cambio no tuvo impacto sobre la inflación, sino que además estiman que desde abril pasado prácticamente los precios empezaron a desacoplarse de lo que sucede en el mercado cambiario.
“En la Argentina, el coeficiente de traslado del dólar a precios fue cero desde que cambiamos el régimen [a uno de metas de inflación], esto es de abril del año pasado a esta parte”, afirmó a LA NACION una fuente del BCRA con la condición de no ser identificada. “En este caso, en los gráficos PriceStats [por la empresa que mide la inflación de una cantidad de países del mundo] no se ve nada”, dijo.
Aunque reconoció también que el movimiento que tuvo el tipo de cambio en el mercado local, de junio a la fecha, “fue significativo y es temprano para cantar victoria”. “No vemos un traslado directo. Más allá del de las naftas”, agregó, en alusión a la última suba que aprobó el Gobierno a los combustibles, con el argumento de acompañar al dólar.
En el BCRA están convencidos de que el salto que sufrió el tipo de cambio en poco más de un mes no tiene todavía un impacto en los precios. Eso pese a que corrió desde $ 16,35 el 19 de junio, el día antes de conocerse que la empresa MSCI de Estados Unidos no incorporaría a la Argentina dentro de los países emergentes, a $ 18, en el mercado minorista.
“Los elementos que subieron la inflación de julio no se pueden asociar al tipo de cambio. No es un passthrough [traslado, en la jerga] fijo, es endógeno al régimen monetario que tenés. También cuando el precio del dólar sube y baja, el productor se desacopla de precios”, insisten desde la entidad que preside Federico Sturzenegger.
Una señal de ello, aseveran en la mesa chica del BCRA, es que el tipo de cambio real está mejorando. Con la devaluación de los últimas semanas, el tipo de cambio real multilateral, que mide el precio relativo de los bienes y servicios de la economía argentina con respecto al de los de los principales 12 socios comerciales del país, se ubicaba en 93,6 puntos, casi a los mismos valores de octubre de 2016. En el BCRA usan este indicador como argumento de que el movimiento del dólar no se sale de control.
Algo similar piensan en Hacienda, donde dicen que si bien podría ser lógico que laboratorios o que empresas que tienen costos en dólares retoquen sus precios al alza en las próximas semanas “si perciben que la suba del tipo de cambio es permanente”, están convencidos de que no va a haber traslado a precios en otras actividades, como sí sucedía en el pasado. “Un peluquero no sube sus precios”, ilustraron. Cerca del ministro Nicolás Dujovne, aseveran que, además, llegado el caso de percibirse “una corrida” contra el peso, el BCRA tiene “instrumentos de sobra para frenarla”.
En el BCRA, además, consideran que la política monetaria, que se endureció aun más en las últimas semanas, ayuda a contrarrestar el traslado de la suba del dólar a los precios. En el Informe de Política Monetaria publicado en mayo de 2016, el BCRA ya afirmaba, según un estudio sobre varias economías de América latina, “la evidencia reciente de demuestra cómo este coeficiente [de traslado de dólar a precios] descendió de la mano de políticas monetarias que lograron anclar las expectativas inflacionarias”.
O el desconcierto y el nerviosismo que se adueñó de la City en las últimas ruedas no llegó al BCRA o en la autoridad monetaria tienen más datos que los que ve el mercado. Lo cierto es que hasta las estadísticas que no salen bien -el déficit comercial fue en junio el mayor desde los años 90- sirven para los economistas de la entidad para reafirmar su visión. Deslizan que parte de la suba del dólar obedece al alza de importaciones.
“Acá [en esta suba del dólar] no hubo shock externo, como fue el Brexit o lo de Temer en Brasil. La economía se recupera a un ritmo, así como no se percibió lo del segundo semestre. Ahora no se percibe lo sólido. Cuando Néstor Kirchner asumió, la economía subía hacía un año al 10% y la gente no lo percibía. Ahora, la economía lleva más de seis meses creciendo a más del 4% anualizado. El crecimiento genera un alza de la demanda por importaciones”, señaló la fuente. “Es diferente la visión del mercado de una economía que crece, que demanda. Lo que marca esto es que el tipo de cambio flotante ayuda absorber los shocks externos, también a mantener una trayectoria de crecimiento más balanceada. Sube dólar, sube la exportación y baja la importación”, afirmó.
Por: Florencia Donovan