Para llegar a esta conclusión, los investigadores usaron imágenes obtenidas a través de resonancia magnética funcional con el fin de estudiar qué áreas del cerebro se activaban cada mañana en un grupo de adolescentes en función del contenido del desayuno. De este modo comprobaron que frente a los que tomaron cereales y leche para desayunar, los sujetos que consumían proteínas en forma de yogures y huevos al comenzar el día mostraban una mayor actividad en las áreas del cerebro que controlan la motivación por la comida y la recompensa, a la vez que se reducía su apetito.
¿Un desayuno rico en proteínas puede mejorar el control del apetito y prevenir la obesidad en jóvenes?, apuntaban los autores en la revista Obesity.