En el convento de General Rodríguez no solo viven la madre Alba y la hermana Inés. Así lo comprobó el juez federal Daniel Rafecas, que esta semana hizo una inspección ocular en el lugar. El magistrado detectó que allí residen además las religiosas María y Marcela. Las “monjas” deberán declarar ante el magistrado en Comodoro Py por el caso del exsecretario de Obras Públicas K José López, detenido después de que tratara de ocultar bolsos con casi 9 millones de dólares.
Previo a su declaración Marcela dijo que fue ella junto con Inés las que estaban en el convento en la madrugada del 14 de junio, cuando el exfuncionario K llegó con los bolsos llenos de billetes y un arma semiautomática que dejó en el piso, en la entrada del lugar.
La hermana Inés, en tanto, identificada como Celia Inés Aparicio, está citada a indagatoria para el próximo 1 de agosto. Es ella la que ayudó a López a ocultar los bolsos, como lo demuestran las cámaras de seguridad del convento. La cuarta religiosa es la hermana Alba, de 95 años, que según Rafecas no está en condiciones de declarar.
María y Marcela se presentarán ante Rafecas un día después de que lo hiciera Jesús Ojeda, el vecino que llamó al 911 por la presencia de López frente al convento. El testigo ratificó ante la justicia que vio al exsecretario de Obras Públicas K arrojando bolsos al interior del lugar y que luego saltó el cerco perimetral.
Ojeda contó también que salió de su casa, se acercó a López, éste lo miró, le dijo “ahora sí” e inmediatamente después entró al convento. El testigo declaró que llamó al 911 por “temor a que ocurriera algo contra las monjas”, que la policía llegó a las 3.30 y que él se enojó con los efectivos porque no querían entrar.
El vecino declaró además que cerca de las 6 de la mañana se retiró a buscar a su esposa a su trabajo y cuando volvió los policías ya habían entrado al convento. Los efectivos lo solicitaron como “testigo” del procedimiento. En el interior vio un cargador del arma larga que llevaba López.