Cuanto más tiempo vivan o hayan vivido nuestros padres, más probable será que también nosotros seamos longevos y que lleguemos a los 60 o 70 años en un buen estado de salud, sobre todo en lo que respecta a una serie de enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de tumores. Eso, al menos, es que asegura una investigación de un grupo internacional de científicos.
El estudio, publicado en el Journal of the American College of Cardiology, dirigido por la Universidad de Exeter (Inglaterra) y en el que participaron durante un periodo de hasta ocho años 186.000 personas de edades comprendidas entre los 53 y 73 los años, considera que nuestras posibilidades de supervivencia se incrementan un 17% por cada década que, al menos uno de nuestros progenitores, viva más allá de los 70 años.
Los hijos con los progenitores más longevos sufrían menos casos de enfermedades circulatorias, entre ellas dolencias cardiovasculares, insuficiencia cardíaca, derrame cerebral, hipertensión, niveles altos de colesterol y fibrilación auricular
Es la primera vez que se hallan evidencias de que saber a qué edad fallecieron los padres de una persona podría ayudar a predecir el riesgo de esta de llegar a sufrir en el futuro enfermedades cardiovasculares, así como diferentes aspectos de la salud cardíaca y circulatoria, lo que abre importantes posibilidades a la hora de desarrollar una medicina preventiva dirigida a evitar que dichas dolencias lleguen a producirse.
Según la investigación, que fue financiada por el Consejo de Investigación Médica (Medical Research Council MRC), los hijos con los progenitores más longevos, sufrían menos casos de enfermedades circulatorias, entre ellas dolencias cardiovasculares, insuficiencia cardíaca, derrame cerebral, hipertensión, niveles altos de colesterol y fibrilación auricular.
De hecho, el riesgo de fallecer por un problema del corazón descendía un 20% por cada década que, al menos uno de los padres, superaba la edad de los 70 años. También afectaba a los casos de cáncer: una mayor longevidad de los padres reducía un 7% los riesgos de llegar a sufrirlo.
Pese a que factores de riesgo como son el tabaquismo, el consumo elevado de alcohol, la inactividad física y la obesidad son determinantes para la esperanza de vida, el número de años vividos por los padres de la persona seguía sirviendo de elemento predictivo en lo que respecta a las posibilidades de sufrir una enfermedad.
La doctora Janice Atkins, investigadora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Exeter y autora principal del trabajo, explicó que este es el mayor estudio que se realizó para mostrar que cuanto más tiempo viven los padres, más probable es que llegue en un buen estado de salud a los 60 o 70 sus hijos.
“Preguntar acerca de la longevidad de los padres podría ayudarnos a predecir nuestras probabilidades de envejecer bien y de desarrollar afecciones como una enfermedad del corazón con el fin de identificar a los pacientes con mayor o menor riesgo de sufrirlos y así poder tratarlos a tiempo de manera adecuada”, cerró Atkins.