Desayuno, almuerzo, merienda y cena. Se indican cuatro comidas porque es la manera de distribuir, en forma proporcional, las calorías. Así, a lo largo del día, dividimos la energía y los nutrientes que nuestro organismo necesita para mantener el orden metabólico, favorecer la asimilación de nutrientes y asegurar un buen estado de salud.
El orden basado en cuatro comidas al día genera buenos hábitos y nos permite ser responsables de nuestra alimentación. No se debe tomar a la comida como fuente de placer (aunque nos guste lo que comemos), sino que debemos tomar conciencia de que comer es la manera de aportar los nutrientes necesarios para lograr y mantener un buen estado de salud. De ahí que la alimentación debe ser completa, variada y balanceada: tiene que aportar todo tipo de alimentos, que serán distribuidos en las cuatro comidas.
¿Por qué son cuatro?
Esta distribución radica en que el proceso de la digestión se realiza, aproximadamente, en cuatro horas. Ese es el espacio que debemos dejar entre cada comida.
Otro ítem importante es que no se llega a sentir hambre. Se evita el “picoteo”, que suele llevar a incorporar alimentos no saludables y, por consiguiente, a un consumo extra de calorías (que a lo largo del tiempo nos llevará a un exceso de peso).
Ni menos, ni más
Ingerir menos de cuatro comidas diarias hará que se llegue a la próxima comida con mucha hambre. Esto lleva a ingerir más cantidad y más rápido, con más voracidad y sin masticar bien, algo que dificulta la buena digestión y la absorción de los nutrientes.
En algunos casos especiales, las cuatro comidas diarias se fraccionan en seis, porque se debe disminuir el volumen de cada una en dos porciones más pequeñas. Sucede, por ejemplo, en patologías gástricas o gastrointestinales, pero estas son situaciones indicadas por el médico tratante.
Adiós a las colaciones
Cuando el objetivo es adelgazar, conviene trabajar con una dieta de cuatro comidas y usar el concepto de “distancia”. Es fundamental para alguien que tiene una relación de dependencia con la comida que la distanciemos de su elemento de deseo lo máximo posible. En lugar de estar pensando en “¿qué voy a comer?”, la persona utiliza el tiempo para realizar otras actividades y cambiar hábitos nocivos por otros más saludables.
En ese sentido, no se recomienda hacer seis comidas o colaciones (como están planteadas en muchas dietas). A una persona excedida de peso, buscamos despegarla de la comida y tenemos que desviarle el foco de atención hacia otro lado. Dándole seis comidas por día lo único que logramos es que esté pensando todo el tiempo qué es lo que va a comer la próxima vez. No hay “distancia”, por lo que el paciente nunca trabaja su verdadero problema y cuando deje la dieta volverá a comer como lo hacía antes de comenzar el tratamiento.
Por Sandra Costa, licenciada en nutrición, profesional del Centro Terapéutico Dr. Máximo Ravenna.