Si decides tener uno de estos adorables felinos como mascota seguramente te sumergirás en un mundo de situaciones y de sensaciones desconocidas hasta el momento. Pronto descubrirás que:
*Las sesiones de mimos empiezan y terminan cuando tu gato lo dispone.
*El minino te considera de su propiedad. Sí, como lo estás leyendo. Cuando tu peludo amigo refriega su cabeza contra tus piernas está dejando señales olorosas con las glándulas que tiene en los costados de su cara, que son imperceptibles para ti pero que les indican a otros mininos que tú le perteneces.
*Te mereces su entera confianza. Esto sucede cuando el animalito se tira panza arriba y permite que acaricies su barriguita.
*Eres uno de los suyos. Te lo demuestra cuando te acicala, tal como haría con sus congéneres: te lame las manos, el pelo, etc.
Ya nada es igual cuando un amigo felino llega a la casa
Entre las cosas que también suceden cuando tienes un gato (o dos, o tres) podemos señalar:
*Salvo que seas un noctámbulo empedernido, tu minino se despertará seguramente justo en el momento a en que tú te estás preparando para ir a dormir. Es que las horas nocturnas coinciden con las que saldría a cazar si estuviera en estado salvaje. Entonces es cuando más energía despliega en juegos y carreras por todo la casa.
*Los cajones, los armarios y las camas se convierten en los escondites perfectos para que tu amigo maullador duerma una linda siesta o se sienta seguro ante situaciones inesperadas. Y qué decir de las cajas de cartón que puedan haber quedado dando vueltas por allí. Enseguida se las apropiará y se divertirá a raudales.
*Cualquier mueble puede ser utilizado para que rasque sus uñas si no consigues convencerle de que la mejor opción para esta práctica es el rascador que le compraste o le construiste.
*El minino conoce todos tus movimientos y acciones a la perfección. Tanto los que le son favorables como los que le incomodan. Si escucha el ruido de su plato de comida, enseguida aparecerá a tu lado. Si te ve con una medicina o con un antiparasitario, seguro desaparecerá de tu vista y lo encontrarás luego a resguardo bajo una cama o en lo alto de un mueble.
*Los libros, revistas, periódicos, e incluso los ordenadores, fueron diseñados para que tu gato se interponga entre tú y ellos.
*Cualquier cosa puede convertirse en un juguete o en un objeto para cazar.
*A excepción de que uses guantes o mangas largas, lo más probable es que termines con algún rasguño en manos o brazos en medio de una sesión de juegos o de mimos.
*Los lugares más “mullidos” de tu cuerpo son ideales para que duerma un buen rato o para que “amase”, como reflejo de su etapa de cachorro.
*Sus pelos forman parte indiscutida del paisaje hogareño por más limpieza que realices. Los verás en el suelo, en el sofá, en la ropa… ( y quizás debas tomar precauciones si sufres alergia).
Tener un minino beneficia la salud física y mental
Estudios científicos han comprobado que tener una mascota nos hace más felices y sanos. Si tienes un gato seguro que ya lo comprobaste por tu propia cuenta. No obstante, te dejamos unos datos finales para reafirmarlo.
Los ronroneos provocan un efecto de calma y regulan la presión arterial.
La presencia de un gato en la casa reduce el riesgo cardiovascular de sus dueños.
Los mininos alejan la depresión, el estrés y la soledad.