Cuáles son los destinos de las cenizas de los difuntos

Pese a la prohibición del Vaticano, la industria funeraria se sofistica y ofrece nuevas alternativas para que los familiares recuerden a sus muertos y los sientan cerca.

El Vaticano se expidió sobre un tema tan sensible como es qué hacer con las cenizas de los familiares muertos y la polémica se disparó. En un comunicado aprobado por el Papa Franisco, se prohibió a los católicos esparcir los restos, guardarlos en las casas o conservarlos en relicarios o joyas funerarias.

Justamente, esta última opción es una de las tendencias post-morten que más han crecido en los últimos años en países como Estados Unidos, España, México, Chile y Ecuador. Una de las formas que eligen los deudos para sublimar el dolor y sentirse cerca de sus seres queridos (o también mascotas) es llevaras con ellos dentro de colgantes, cruces y hasta diamantes.

La mayoría de estas joyas funerarias están fabricadas de manera artesanal a partir de materiales como el acero quirúrgico, la plata, el oro y el cristal. La opción más sencilla tiene tapa rosca para que sea el el cliente quien lo rellene con las cenizas de su familiar. Vienen en diferentes diseños -en forma de corazón, ángel, mariposa o hasta pelota de fútbol- y los precios van desde los 40 a los 1000.

Otra alternativa es enviar una pequeña dosis de cenizas a una empresa, que se ocupa luego de fabricar un colgante al estilo Swarovski hecho de cenizas. La opción más cara y exclusiva son los diamantes humanos: se necesitan 500 gramos para construirlos (un cuerpo promedio genera tres kilos de cenizas) y su valor puede llegar hasta los 32 mil dólares, dependiendo de los kilates, el color y el corte.

Fuera del rubro joyas, hay opciones aún más insólitas: por ejemplo, la empresa británica “And Vinyly” convierte las cenizas en un disco de vinilo, para que los familiares puedan escuchar las canciones favoritas de la persona que murió, incluso su voz e incluso los diferentes “efectos” que generan la ceniza sobre el disco de vinilo.