Una famosa canción dice que “no existe una escuela que enseñe a vivir” y es tan cierto como que no hay un manual para las madres, es decir , cada una cría a su hijo como quiere y como puede. Madre hay una sola, es cierto, pero son bien distintas todas. Estos son algunas cosas que las diferencian, ¿con cuál te identificás?
Madre GPS: Aquellas que pretenden tener el control y la solución para todo, lo que provoca inseguridad en sus hijos a la hora de tomar sus propias decisiones. Sobreprotectoras, es recomendable que comiencen a soltar a sus hijos, les den espacio para que se desarrollen y y establezcan con ellos tratos basados en la confianza mutua.
Madre perfeccionista: Quien lo mejor para sus hijos pero en esa ambición puede que los conduzca a fracasar o se decepcionen. No está mal que los estimulen y los ayuden a vencer sus dificultades, pero exigirles más de lo que pueden es contraproducente. Ellas deben aprender a no poner tanto el foco en los resultados, sino más bien en el proceso, ser más flexibles y no buscar que los niños sean como ellas quieren que sean, sino respetar sus intereses, habilidades y limitaciones.
Madre compinche: Es la que quiere ser la mejor amiga de sus hijos y un poco vivir a través de ellos, lo cual las pone en peligro. Este tipo de madres deben tener en cuenta que los adolescentes necesitan compararse con un modelo distinto a ellos, más adulto, más sabio, capaz de protegerlos y guiarlos, y que no lo obtienen de sus progenitores cuando se comportan de manera más infantil.
Madre que compite: Son las madres que, consciente o inconscientemente, buscan competir con sus hijas, lo cual les puede llegar a provocar conflictos internos, ya que como no se permiten tener envidia de las pieles perfectas y los cuerpos tonificados de las hijas, surgen en ellas sentimientos de culpa y pensamientos negativos que se mantienen ocultos.
Madre que se apropia: Posesivas, lo que les pasa a sus hijos es de ella. No hay límites entre ellas y sus hijos, lo cual puede ser perturbador para ellos, ya que cuando una madre se apropia de lo que sienten los niños, les están robando el derecho a sentir sus propias emociones. Tienen que aprender que sus hijos van a sufrir y se van a equivocar.