El reportaje a Cristina Kirchner fue una gran puesta en escena para que la expresidenta la bajara línea a propios y ajenos de lo que ella quiere que se haga frente a las elecciones legislativas de este año. La candidata debe ser “ella”, sin internas, sin debates y con las listas abiertas para que “ella” misma las complete con los nombres de sus incondicionales, sobre todo aquellos que tienen que dejar sus bancas en el Congreso después de muchos años de bonanza K.
Una Cristina que se muestra como sedienta de venganza para castigar a quienes no la votaron u osaron enfrentarla. Y ese plan tiene como objetivo final la vuelta a la presidencia. Y para mostrarse tal como es y tal como era en sus balcones de la Casa Rosada y en las largas cadenas nacionales, eligió su canal de televisión favorito. La señal de cable que mejor refleja el pensamiento kirchnerista. La C5N de Cristobal López, el empresario que hizo negocios con la entonces familia presidencial y hoy está procesado por la retención de aportes previsionales de trabajadores.
Todo fue como ella lo planeó. Sin tener que hablar de las causas judiciales que la hacen desfilar por los tribunales. Sin hablar de Amado Boudou, ni de César Milani, ni de José López, ni de Lázaro Baez, ni de Hebe de Bonafini, ni de Ricardo Jaime, ni de Julio de Vido, etc. Ese “si es necesario soy candidata” sonó a imposición para los políticos del peronismo y a un mensaje tranquilizador para sus militantes de La Cámpora. En su pensamiento está la idea de llevar al Congreso la mayor cantidad de camporistas posibles por Buenos Aires y también distribuirlos por los consejos deliberantes y la legislatura provincial.
Además, Cristina no olvida a sus principales espadas parlamentarias durante estos años y quiere que renueven sus bancas, entre otros, el jefe del bloque de diputados K, Héctor Recalde, Juliana Di Tulio, Diana Conti, María Teresa García, Edgardo De Petri, Carlos Kunkel y Carlos Moreno. Sin olvidar a Juan Cabandié en la Capital Federal. Por esa razón quiere poner a dedo por lo menos a 8 de los primeros 10 ó 12 candidatos a diputados nacionales por la provincia.
Esta situación preocupa y mucho a la mayoría de los intendentes peronistas, inclusive a aquellos que no están dispuestos a sacar los pies del plato si CFK es candidata. Ellos están preocupados por conservar el poder territorial y saben, por experiencia propia y de ex jefes comunales, lo que significa tener a La Cámpora metida en su propio poder. Para colmo, tienen que digerir a Amado Boudou, a Luis D’Elía y, sobre todo, a Martín Sabbatella, cada vez que van de la mano de Máximo Kirchner.
Frente a este panorama y horas después del “discurso” de Cristina por TV, Florencio Randazzo decidió ratificar que irá a la interna de las PASO, le guste o no a la expresidenta. El ex ministro del Interior le dijo a su grupo más íntimo: “Prometí que si no me dejaban ser candidato a presidente me iba a mi casa y cumplí. Prometí que iba a enfrentar la orden de Cristina para ir por la gobernación y cumplí y ahora voy a cumplir con mi promesa de ir a las PASO con nuestra propia lista”. “Y voy a enfrentar a Cristina, a Scioli, a Magario o a quien se presente”, subrayó Randazzo.
En medio de esta puja, algunas espadas técnicas de CFK comenzaron a trabajar en alternativas para evitar que Randazzo presente su lista en una interna del PJ, FpV o como se llame la próxima alianza. Después de todo, el kirchnerismo nunca le prestó demasiada atención a los costos que debió pagar cada vez que le fracasó alguna confabulación, aunque esta terminara en un escándalo político o judicial. De esta manera, Cristina tendría las manos libres para presentar una lista única con ella a la cabeza, para senadora o diputada.
Sin embargo, un plan de esta naturaleza no sería sencillo. No hay que olvidar que Randazzo trabajó junto a Cristina y un grupo de abogados y legisladores K en la redacción de la ley que abrió las internas abiertas y obligatorias. Uno de ellos confesó que “fue armada de tal manera que nadie pudiese poner objeciones para bajar candidatos si esto cumplían con los elementales requisitos legales. Además, la Cámara Nacional Electoral no podría dilatar un fallo sobre la decisión de proscribir a algún candidato, más allá de 36 horas.
Lo que sí está claro es que Cristina no quiere confrontar con nadie en una interna. Considera que no hay ningún dirigente a su altura y detesta que un ministro suyo, como lo fue Randazzo, le quiera disputar el liderazgo en una interna. Por eso presionará con todas sus fuerzas a los intendentes peronistas para que jueguen con ella y lo vacíen de poder a Randazzo, quien debe demostrar qué clase de poder tiene realmente para ir a una interna, más allá de un puñado de intendentes, políticos y sindicalistas que se pronuncian públicamente por su figura. ¿El final? Está todavía abierto, a pesar de que Cristina parezca estar convencida de que no hay poder terrenal superior a ella.