En siete países de América latina crecieron los pedidos de píldoras abortivas desde que las autoridades sanitarias advirtieron que el zika podría causar malformaciones congénitas graves.
Los pedidos desde Brasil, Ecuador y Venezuela se duplicaron, mientras que los de Costa Rica, El Salvador, Colombia y Honduras aumentaron entre un 36 y 76%, de acuerdo con un estudio que publica la revista The New England Journal of Medicine.
Uno de los coautores trabaja en una organización con sede en Ámsterdam que suministra estas píldoras. Women on Web es una organización sin fines de lucro de médicos que ayudan a las mujeres de los países donde el aborto es ilegal. El número total de pedidos [desde que se declaró el zika emergencia internacional de salud pública] es de poco más de 2300 y, de esos, 1600 se hicieron en los países con brotes de zika en curso en la región.
Es ahí donde se practican unos 3,5 millones de abortos al año, según comentó Gilda Sedgh, investigadora principal del Instituto Guttmacher y que no participó del estudio. “El aumento de la demanda de abortos en los países afectados por el zika podría estar sesgado porque las cifras de Women on Web son una pequeña porción de los abortos en el mundo”, advirtió.
En realidad, según dijo, los datos podrían servir como un “aviso temprano” que podría atribuirse a “un incremento de la demanda debido al aumento de la visibilidad de sus servicios por el alerta de las autoridades”.
En América latina y el Caribe, hay unos 6,5 millones de abortos por año y la mayoría es ilegal, de acuerdo con un estudio reciente en The Lancet. Cada año, 750.000 mujeres necesitan atención médica por las complicaciones asociadas.
Según el nuevo estudio, los pedidos de las píldoras abortivas crecieron entre el 17 de noviembre de 2015 -cuando la Organización Panamericana de la Salud emitió la alerta de la relación entre el zika y la microcefalia fetal- y el 2 de marzo pasado. Los autores compararon la frecuencia de los pedidos de estos cinco años. Women on Web ofrece que quienes no puedan pagar el envío lo expliquen por correo electrónico. “Algunas de esas cartas te rompen el corazón”, dijo la autora principal, Abigal Aiken, de la Universidad de Texas. “El miedo y la desesperación cuentan historias difíciles de leer”, finalizó.