La literatura de terror, las películas, y particularmente las leyendas urbanas contribuyeron a la expansión de la fobia a los payasos. Y no es cuestión de risa. Quienes padecen este trastorno de ansiedad llamado “coulrofobia” pueden sufrir pánico, taquicardia, falta de aire, temblores y deseo de huir, en caso de toparse con un clown, sea de carne y hueso o en una fotografía.
Las fobias son un fuerte e irracional temor contra algo que en realidad no presenta peligro alguno. En general, este tipo de trastornos comienza en la niñez o en la adolescencia y continúan durante la edad adulta.
Su origen es incierto, aunque muchas de las personas que sufren coulrofobia apuntan esencialmente contra el maquillaje o máscara y la sensación angustiosa de no conocer sus verdaderas expresiones faciales. Así lo confirmó un estudio de 2008 realizado entre 250 niños en Inglaterra entre los 4 y los 16 años.
Recientemente, en Estados Unidos se desató tal grado de histeria que en el pasado Halloween celebrado en ese país, las principales ciudades desalentaron y hasta prohibieron el uso de disfraces de estos “creepy clowns” (payasos espeluznantes). La fobia masiva se encendió en agosto en el estado de Carolina del Sur tras una serie de avistamientos de payasos que asustaban tanto a transeúntes como conductores.
El propio Stephen King, autor del libro “It”, debió exhortar a la población en general a terminar con las bromas con payasos para frenar la “histeria” colectiva.
Más de 20 estados registraron incidentes con payasos y, aunque la mayoría fueron bromas de mal gusto, amenazas sin fundamento o avistamientos sin confirmación, se llevaron a cabo varios arrestos e incluso algunos ataques. El fenómeno se extendió fuera de Estados Unidos y hubo apariciones y accidentes en Europa, Australia y México. En algunos casos se trató de una estrategia publicitaria de marketing para promocionar futuros estrenos de cine.
De momento, la coulrofobia puede ser tratada de diversas maneras. Entre las opciones de tratamientos se encuentran medicamentos (casos más complejos), psicoterapia o ambas. La terapia cognitivo conductual ayuda a cambiar los pensamientos que causan el miedo. El tratamiento basado en la exposición es también uno de los más utilizados por los especialistas.