Algunas cosas y actuaciones diarias debemos suavizarlas o evitarlas, para no dañar el corazón de nuestro amigo.
La recompensa a la llamada
Muchas veces llamamos a nuestro amigo y acude al instante. Es importante darle un regalo cuando acude de esta forma. El regalo puede ser una caricia. Esa es la clave, recompensar para no romper el corazón del animal. Si lo llamamos y enseguida le damos, por ejemplo, un baño, sabiendo que esa actividad no es placentera para él, asociará la llamada con algo que no le es grato. Nunca debemos castigarlo cuando acuda a nuestro aviso, en ninguna circunstancia.
Gritar
Cuando el perro es aún cachorro es normal que se emocione si llega visita a casa, así que no es extraño que pasee por encima de los invitados. Aunque este comportamiento no podemos tolerarlo, lo recomendable es no gritar. Lo mejor que podemos hacer es ignorarlo y hablar con los invitados para pedirles que no lo consientan y pongan atención cuando el perro esté quieto.
Frotar su nariz o su hocico
Algunos dueños tienen la mala costumbre de frotar el hocico de su mascota, de su perro, cuando hace algo mal. Por ejemplo, si hace sus necesidades en el sitio equivocado. Sin embargo, con este tipo de actitudes el can no aprenderá nunca y estará triste. Hay muchas otras formas de enseñarle y adiestrar sobre dónde debe hacer las necesidades.
La correa y los tirones
No hay que permitir que el perro tire mucho de la correa. Pero los dueños tampoco lo haremos. Si es él quien lo hace, lo aconsejable es parar y estar de pie debajo de un árbol. Esperar un momento, cuando mire seguiremos el camino. Seguramente hacer este ejercicio varias veces lo hará entender que cada vez que tenga este comportamiento, se parará el paseo.
Si somos nosotros los que le vamos tirando mucho, sentirá una violencia a la que seguramente no está acostumbrado, y puede que reaccione también violentamente, o se sentirá triste y dolorido.
El encierro
Cuando nuestro amigo comete un error, no hay que encerrarlo en una jaula o estancia. Eso no conduce a ningún sitio y no le servirá de aprendizaje. Lo ideal es enseñar y adiestrar mediante refuerzos positivos.
Lo más importante es que el animal vaya asimilando las enseñanzas. Con toda probabilidad no entenderá que el encierro obedece a su mala conducta, y no habrá servido de nada.
El paseo diario
Entre las cosas que más adora nuestra mascota es su paseo diario. Muchos perros viven todo el día esperando que llegue la hora de salir. Ellos necesitan liberar energía, por eso una de las principales actividades que debemos hacer con él es llevarlo a caminar o a correr.
Castigarlo sin su paseo diario, además de absurdo, no cumple ningún objetivo. Al contrario, una de las principales razones por las cuales nuestro amigo tiene problemas de comportamiento es porque no libera la energía. Por ello hay que dar un paseo, ayudar a que suelte su adrenalina.
Castigo por masticar
Los perros siempre tienen un deseo incontrolable de masticar, más cuando son cachorros. Por eso nunca debemos castigarles por hacerlo. Debemos saber que masticar es una necesidad para ellos.
La mejor medida es adquirir juguetes especiales para masticar y poner en un sitio inaccesible para ellos lo que no deben morder. De esta forma, ellos centrarán su atención en los juguetes que tienen a su alcance.
Incumplir promesas le rompe el corazón
Si queremos que el animal confíe plenamente en nosotros, no podemos romper promesas o faltar a lo que le decimos. Si le decimos “vamos”, y él asocia la palabra con su paseo, no podemos después suprimir el paseo. Además de frustración, nuestro perro irá dejando poco a poco de confiar en nosotros.
Igual ocurre con una golosina, tampoco le mostraremos un snack si no se lo vas a dar o si lo vamos a tener esperando media hora para dárselo. Este tipo de acciones irán convirtiendo a nuestro perro en desconfiado, reservado, y con menos sociabilidad cada vez.
Debemos estar atentos a cumplir lo que le “prometemos”.