Investigadores del CONICET y la Universidad Nacional de La Plata, llevaron acabo un trabajo el que cuenta la participación de profesionales de ambas instituciones. Estos exponen que el origen de la contaminación del río Paraná es originada por las actividades en zonas de agricultura intensiva en las que emplea el uso de semillas transgénicas combinadas, la agroquímica y siembra directa. Y se a concluido, durante los años 2011 y 2012, que el herbicida y su metabolito se concentran mayormente en los sedimentos de los cursos de agua que alimentan al Paraná.
La contaminación del río ha venido afectando a sus afluentes, esto explican los investigadores que llevaron acabo pruebas en 23 puntos específicos, donde vieron que el problema también se extiende al río Paraguay que junto al Paraná constituyen la “Cuenca del Plata”. También menciona que el mayor foco de contaminación por el glisofato se encuentra en el río Luján.
“La carga de glifosato aumentó a partir de la zona centro de la provincia de Santa Fe, con concentraciones muy elevadas en afluentes como el arroyo Saladillo. Los niveles que medimos en muchos casos dieron más elevados que los cotejados directamente en campos de soja”, hizo mención Damián Marino, uno de los responsable de la investigación.
Unas muestras de sedimentos, tomadas del sureste de Buenos Aires, comprobaron que el 66% de dichas muestras fueron encontradas grandes cantidades de glisofato y AMPA en canales y arroyos del sureste del área, como también las aguas se vieron afectadas al haberse demostrados que el 35% y 33% de las muestras dieron positivo en la presencia de glisofato y AMPA, respectivamente en ese orden. Mapa del área monitorizada:
Según Marino, el inconveniente que origina esta concentración en el lecho del río y sus afluentes radica en el carácter anaeróbico del medio donde se acumula el glifosato.
Contaminación en el río Paraná
“Se detectó sulfuro y el problema es que opera como un agente que no permite la degradación normal a través de microorganismos. La falta de oxígeno que origina el vínculo entre el glifosato y el sulfuro hace que el herbicida perdure en el tiempo. La ausencia de organismos que oxiden, derivada de esta combinación que hallamos en los lechos, hace que el glifosato siga acumulándose”, argumentó.
También comenta que una parte considerable del plaguicida que se incorpora en los ríos es debido al escurrimiento de las lluvias que inciden sobre los campos productivos.
“El glifosato es poco afín a permanecer en el agua, por eso lo detectamos muy poco en el centro del río. Pero sí se adhiere en el fondo, se acumula en el barro. En tanto los materiales tienden a movilizarse hacia las costas, entonces tenemos un lodo en tránsito que luego se aloja en las playas”, concluyó.