Un estudio publicado en la revista “New England Journal of Medicine” determinó que aquellas personas que consumen siete porciones, o más, de frutos secos a la semana tienen menos de posibilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, cáncer y afecciones respiratorias.
Las almendras, las nueces, las castañas, las avellanas, los piñones y hasta el maní, disminuirían en un 29% el riesgo de sufrir una afección cardiovascular, y un 11% la posibilidad de generar cáncer. Esto lo explicó Ying Bao, investigador del Hospital de Brigham de Boston, Estados Unidos, y uno de los científicos responsables del estudio.
El secreto de las bondades de estos alimentos reside en la gran cantidad de nutrientes que aportan. Los ácidos grasos insaturados, las proteínas de alta calidad, la fibra, las vitaminas, los minerales o los fitoquímicos, podrían ser la clave de las propiedades cardioprotectoras, anticarcinogénicas, antiinflamatorias y antioxidantes de los frutos secos.
El estudio se llevó a cabo por 30 años, durante los cuales se analizaron los datos de 118.962 personas, quienes respondían los cuestionarios alimentarios periódicamente. Como premisa principal, el equipo observó que el consumo de estos alimentos estaba asociado con una disminución del riesgo de morir tempranamente. Pero además, los resultados determinaron que los participantes que consumían frutos secos tendían a tener hábitos más saludables, como, por ejemplo, no fumar, beber alcohol con moderación o comer frutas y verduras.
La conclusión de la investigación recomienda incluir en las comidas por lo menos 30 gramos de frutos secos por día para tener una mejor alimentación y así cuidar la salud. Una buena excusa para degustar, sin culpa, esas almendras y avellanas que tanto nos gustan.