Durante los primeros años de la pandemia de VIH-Sida en la década de 1980, la transmisión vertical, de madre a hijo, era una realidad y muchas veces era necesario esperar todo un año para poder saber si aquel niño había nacido infectado o no. En ese entonces el riesgo de presentarse este escenario era elevado pero luego, gracias a la medicación cambió.
Transmisión vertical
De acuerdo a los guarismos de la Dirección Nacional de Sida e ITS del Ministerio de Salud de la Nación, anualmente se producen alrededor de 6.000 nuevas infecciones, 6.500 diagnósticos y 1.400 muertes a causa del sida. Además, hoy, cuatro de cada 1.000 jóvenes y adultos tienen VIH.
A tres décadas de los primeros casos de sida diagnosticados en la Argentina, según el relevamiento realizado por el Ministerio de Salud y ONUSIDA, en el país viven 126.000 personas con VIH. “Solo el 70% de estos pacientes conoce su diagnóstico. Todavía hay un porcentaje importante de personas con VIH, un 30%, que tenemos que diagnosticar. Esto no es distinto para las mujeres. Sin embargo, en el caso de aquellas que están cursando un embarazo, el ofrecimiento del testeo es mandatorio”, indicó la doctora Romina Mauas, médica infectóloga de Helios Salud y del Sanatorio de la Trinidad de San Isidro. Hoy, por norma es obligatorio a realizar el testeo a toda mujer embarazada dentro del primer y el tercer trimestre de gestación. A pesar de ello, aún continúa naciendo un porcentaje de niños con la infección por VIH.
De acuerdo a los datos publicados en el “Boletín sobre VIH-sida e ITS en la Argentina” del Ministerio de salud, la tasa de transmisión vertical es de 4,8% en todo el país. No obstante “hay algunas regiones del territorio nacional que, en relación a este porcentaje global están por encima, como sucede en el Norte del país e incluso en la Ciudad de Buenos Aires – en los últimos dos años- y, por debajo de la cifra de referencia, la zona Sur del país”, detalló la experta.
Por este motivo, consideró que existen diferentes medidas a tener en cuenta como reforzar, no solo la obligatoriedad del testeo durante el embarazo sino también el ofrecimiento de las pruebas diagnósticas a sus parejas, que está sugerido desde el año 2010. “A veces no se pone en práctica este ofrecimiento a la pareja de la embarazada, algo que es fundamental para nosotros ya que es muy riesgoso que la mujer adquiera el VIH durante esta etapa”, agregó.
Medidas preventivas
Una mujer puede adquirir la infección o tenerla previo a su embarazo y también existe lo que se conoce como una pareja discordante que es cuando uno de sus integrantes no está infectado. Ante estos escenarios, existen medidas y estrategias para que el bebé, a pesar de la infección de la madre, no adquiera el VIH.
“Si la madre recibe tratamiento durante todo el embarazo, la probabilidad de transmisión al niño es 0”, señaló la doctora Mauas.
“Con un diagnóstico oportuno, tratamiento de la mujer durante toda gestación, algunas medidas que se toman al momento del parto y la profilaxis, que es medicación que también se le da al bebé durante los primeros 30 días de vida, se asegura que esta tasa de transmisión sea 0”, agregó. En esa línea, la infectóloga destacó la importancia de trabajar para el diagnóstico, el seguimiento y la vinculación de la embarazada durante toda la gestación además de además del posterior seguimiento médico del recién nacido.
Malas prácticas y falsas creencias
Algunas mujeres, en la consulta con el especialista, revelan el deseo de abandonar la medicación por la creencia de que tiene efectos nocivos para el bebé. En estas situaciones, es necesario explicarles que los efectos adversos son inexistentes y que es muy beneficioso el tratamiento.
“Hoy por hoy, hay medicaciones con cada vez menores eventos adversos. Si bien algún fármaco pudiera generarlos, la verdad es que la tolerancia es muy buena. Además, hay diferentes medicamentos, con lo cual, uno puede modificarlos durante el embarazo en función de su tolerabilidad”, destacó la experta.
“Pero de ninguna manera es un obstáculo, sino por el contrario. En su mayoría se trata de medicaciones que se toman una única vez al día o, cuando mucho, dos y se trata de fármacos que la mujer embarazada puede tolerar perfectamente”, agregó.
Por otra parte, es importante destacar que el acceso a la medicación no tiene cargo económico alguno porque se puede recibir tanto por los sistemas de obas sociales o medicina prepaga como en el ámbito público.
“La lactancia también puede constituir una vía de transmisión del VIH. Por este motivo también está garantizada para estas madres la entrega de leches maternizadas”, finalizó la doctora Mauas.
Toda mujer embarazada debe saber si está infectada o no. Por otra parte, cuenta con la gran oportunidad que lograr que, a través de la medicación, pueda controlar su infección y que la tasa de transmisión sea 0. A pesar de ello, en Argentina, un 5% de los niños nace con VIH y, en algunas regiones del país este porcentaje llega a trepar hasta el 8%.
Por Daniel Stamboulian